La infanta Elena es la primera hija de Juan Carlos I y la reina Sofía, y podría haber sido perfectamente la única. Los eméritos no se casaron enamorados y el hijo de Juan de Borbón no estaba dispuesto a mantener relaciones íntimas con la mujer con la que le obligaron a casarse dejando a su gran amor, Olghina de Robilant. Le hubiese gustado que Felipe VI hubiese sido el primero, así no habría tenido más hijos, solo un único heredero, suficiente. También podría haberse quedado solo con Elena de Borbón, pero sabía que ella no estaba capacitada para heredar el trono.

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Después llegó una segunda hija, la infanta Cristina. Si no hubiesen tenido más hijos varones, es probable que a Juan Carlos I no le hubiera quedado más remedio que aceptar a su hija Elena como reina de España. El emérito se reunió con Adolfo Suárez, con quien en aquella época tenía una excelente relación. Por aquel entonces se trabajaba en el texto de la Constitución. “Mira, Adolfo, la verdad, no me voy a meter en el trabajo de esos siete sabios ni muchísimo menos, pero hay dos cosas que quería comentarte”, comentaba Pilar Eyre evocando aquel diálogo. "Si derogamos la ley sálica... tú sabes lo que es eso, ¿no?”, sugería el hoy emérito sobre el problema de la sucesión.

Juan Carlos I no quería que la infanta Elena heredase el trono 

“Pues mi chica mayor no está en condiciones de reinar. Tiene que ser Felipe, que ya es Príncipe de Asturias... No lo vamos a degradar ahora, ¿no?”, escribe Pilar Eyre, en boca del monarca. “Una vez más, Adolfo se sorprende por la astucia del hombre que tiene delante y al que muchos siguen tomando por tonto. Nombrando Príncipe de Asturias a Felipe en enero, algo a lo que casi nadie dio importancia, colocó a los ponentes de la Constitución ante los hechos consumados”.

“¡Una mierda para los tiempos! ¡Elena no puede reinar y punto en boca! No tengo por qué dar más explicaciones. ¿Hay un chico? ¡Pues ese tiene que heredar, vamos a dejarnos de modernidades que a nada conducen!”. Es algo que sorprende porque ahora mismo es su nieta Leonor quién heredará el trono, una mujer, con las mismas capacidades que un hombre. Él se ha mostrado siempre muy orgulloso de la joven, por tanto, tal vez a Juan Carlos le daba igual que continuase con el linaje una mujer, lo que no quería es que fuese la infanta Elena porque no la veía capaz.

Juan Carlos llevó a la infanta Elena a realizarse unos exámenes psicológicos y salieron bastante negativos. El emérito no estaba dispuesto a que la corona española fuese el hazmerreír del resto de países.

La infanta Elena y Juan Carlos I