La infanta Elena, conocida por ser la más ferviente defensora de la familia Borbón, ha reafirmado su compromiso inquebrantable con su padre, Juan Carlos I. Su fidelidad al ex monarca ha generado tensiones con su hermano, Felipe VI, especialmente en relación con la abdicación y el exilio del emérito. Para Elena, el destierro de su padre ha sido una humillación sin precedentes.

En los últimos cuatro años, la infanta ha realizado numerosos viajes a Abu Dabi para apoyar a su padre. Actuando como emisaria de Felipe VI, se asegura de mantenerse al tanto del estado de salud del antiguo rey. Además, Elena acompaña a Juan Carlos en sus visitas a España, como en las regatas de Sanxenxo. Incluso ofreció su propia casa para que su padre pudiera residir en Madrid, aunque actualmente esto está prohibido.

Juan Carlos es consciente de que le queda poco tiempo

Juan Carlos I confía plenamente en su hija mayor y le ha confiado sus últimas voluntades. Consciente de su avanzada edad y la proximidad de su final, ha tomado medidas para asegurar su legado y la tranquilidad de sus hijas, Elena y Cristina. Hace unos meses, vendió algunas propiedades para facilitar la herencia, ya que Felipe VI ha renunciado a ella.

Felipe Letizia Juan Carlos Sofía 2024, GTRES

Uno de los mayores deseos del emérito es respecto a su muerte. Aunque sueña con un funeral grandioso similar al de la reina Isabel II, es consciente de que su legado en España es controvertido. A pesar de haber sido una figura clave en la transición democrática, su reputación ha sufrido mucho en los últimos años. Sin embargo, Juan Carlos anhela un entierro digno y ha reflexionado profundamente sobre ello.

Juan Carlos I no quiere morir lejos de España

El deseo de Juan Carlos es ser enterrado con todos los honores posibles, aunque su abdicación ha alterado el protocolo. Según las reglas actuales, será tratado como Príncipe de Asturias, y aunque recibirá honores militares, no se le brindarán las salvas que corresponderían a un rey en ejercicio.

Juan Carlos y Elena / GTRES

Pero al margen de todo ello, hay algo que Juan Carlos I tiene muy claro. Quiere morir en España. Se conoce que ha pedido expresamente a Felipe VI que le deje volver de forma permanente en caso de que su salud empeore gravemente. De hecho, a medida que su movilidad y su estado se han ido agravando ha ido pasando más tiempo en España

La infanta Elena ha tomado este deseo como una misión personal. Ha jurado a los amigos y círculos cercanos de su padre que no permitirá que Juan Carlos I muera fuera de España. Su compromiso con esta causa es absoluto. Elena está decidida a hacer todo lo posible para cumplir la última voluntad de su padre, y su determinación ha sido claramente comunicada a todos aquellos que rodean al ex monarca.