La infanta Elena ha mantenido un perfil bajo durante años, alejada de los escándalos mediáticos que a menudo envuelven a otros miembros de la familia real española. Sin embargo, no ha escapado del todo a algunos titulares impactantes que revelan facetas más íntimas de su vida. Entre ellos, uno de los más sorprendentes es su adicción a la teletienda, un hábito costoso que la llevó a gastar miles de euros en productos, especialmente aquellos que prometían soluciones rápidas y fáciles para perder peso.
Este comportamiento compulsivo no es un hecho aislado dentro de la familia. De hecho, se dice que Elena ha heredado este hábito de su madre, la reina emérita Sofía, conocida por su afición a las compras, especialmente cuando visita destinos como Mallorca o Londres. La reina Sofía ha sido vista en múltiples ocasiones quemando la tarjeta de crédito sin remordimientos, lo que sugiere que este impulso descontrolado por comprar podría ser un rasgo compartido entre madre e hija.
Elena ocultó su adicción durante años
Elena, sin embargo, llevó su adicción a un nivel más secreto y elaborado. A principios de los años 90, la primogénita de los reyes Juan Carlos I y Sofía gastaba grandes sumas de dinero en productos de la teletienda, la mayoría de ellos orientados a adelgazar de forma rápida. Según reveló el diario La Razón, la infanta desarrolló una obsesión por este tipo de productos, comprando casi todo lo que veía anunciado en televisión. Pero lo más sorprendente es cómo consiguió ocultar su hábito durante años.
Para evitar que su familia y el personal de Zarzuela descubrieran su compulsión, la infanta Elena ideó un plan con dos cómplices: los hermanos Álvaro y Ricky Fuster, amigos cercanos de la familia. Los paquetes con sus compras no llegaban directamente al Palacio, sino que eran enviados a la casa de la madre de los Fuster. Desde allí, la infanta iba a recoger sus productos sin que nadie en Zarzuela sospechara lo que ocurría. Este ritual nocturno se repitió durante mucho tiempo, y ni siquiera cuando los productos comenzaron a acumularse en la casa de los Fuster alguien en la Casa Real se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.
Adicta a los productos ‘milagrosos’
Lo más alarmante de esta situación es que muchos de los productos que compraba prometían resultados milagrosos de esos que permiten perder peso en tiempo récord o aseguran una belleza al instante, que en algunos casos podían haber sido perjudiciales para su salud. A pesar de ello, Elena no mostraba preocupación por estos riesgos, centrándose únicamente en satisfacer su impulso de compra. Aunque se trata de un comportamiento que tuvo lugar hace más de treinta años, su revelación ha causado un gran revuelo, ya que evidencia el lado oculto y más vulnerable de la infanta.
Con los años, la adicción de la infanta Elena a las compras parece haber evolucionado, y se ha rumoreado que actualmente su debilidad son las compras por internet. Este hábito, según se dice, ha encontrado un nuevo cauce en el mundo digital, donde la facilidad para comprar está al alcance de un clic. Y aunque ya no se trata de productos milagrosos de la teletienda, la adicción seguiría latente.