La infanta Elena y su hija Victoria Federica han pasado de ser las mejores amiguis cuando la niña era pequeña a tenérselas a menudo ahora que Vic ya es mayor de edad. Es como si la adolescencia le hubiera llegado tarde a la hermana de Froilán y ahora la madre no supiera como hacer que no descarríe. Y eso que el niño en teoría era el hijo díscolo, y Victoria la hija ejemplar, según el mismo padre de las criaturas.
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Pero ahora la nieta preferida de Juan Carlos se siente en la cresta de la ola mediática y pasa de la madre, que ya no se esconde de abroncarla públicamente. La gota que ha hecho colmar el vaso de la paciencia de la infanta tuvo lugar este fin de semana. Explica Vanitatis que madre e hija tuvieron un desencuentro en el Club de Campo de Madrid durante unos concursos de hípica. Habían quedado para comer en la zona VIP. ¿A qué hora se presentó la criatura? A las cuatro de la tarde, para los cafés... Eso el sábado. Domingo: Elena asiste a la entrega de la Copa del Rey en la materia, pero no entrega ningún premio en nombre de su hermano. Victoria la tenía que acompañar, pero no aparece. Unos amigos le dicen a la infanta que han visto a la niña con unos amigos por el recinto. Respuesta de la madre: "Ni idea de por dónde anda. Está despendolada".
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No ha sido el único encontronazo que han tenido, y en público. Vic ya pasa de dar clases de ballet y de tocar el piano. Ya no es la niña tranquila que acostumbraba a ser. Ahora le gusta ir de fiesta y fumar. Y plantarle cara a la madre. Sevilla. 5 de mayo. La sobrina del rey hace de madrina en la exhibición de Enganches de la Maestranza. La infanta y la hija se alojan en el hotel Alfonso XIII. Y allí tuvieron un choque, con un testigo que lo vio todo. La infanta, su hija y una amiga esperan el ascensor en el recibidor del primer piso para bajar a desayunar. Se abren las puertas. Hay una persona dentro del ascensor. Las Borbonas delante de la puerta abierta, con Elena, muy enfadada, que le lanza a Victoria, sin importarle que haya una persona dentro: "Haces lo que quieres. Has llegado a las siete de la mañana y me tienes harta. Esto se va a acabar".
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El cliente, con los ojos como platos, que no sabe si picar para que se cierren las puertas o espera que acabe la escena. Finalmente, explica el citado medio, Elena se marcha a la habitación, llena de ira, y Victoria y la otra acompañadora entran dentro del ascensor. Allí, la amiga le dice a la díscola hija: "Menudo cabreo tiene tu madre. Qué enfadada estaba". Respuesta: "Se le pasará enseguida". Pero quien se tomó la bronca de la madre como el pito del sereno fue la hija, que segundos después estaba desayunando tranquilamente y riendo con su amiga mirando el móvil... Las sorpresas de la monarquía: cuando parecía que Froilán era la oveja negra, su hermana le está comiendo la tostada.