La infanta Elena no ha vuelto a rehacer su vida desde que se divorció de Jaime de Marichalar, no se le ha conocido ningún hombre, ni tan siquiera una cita. Se ha centrado en sus hijos y en sus proyectos, pero no ha estado sola. Victoria Federica y Froilán han contado con un íntimo amigo de Juan Carlos que ha sido siempre como un segundo padre para ellos, se trata del coronel Nicolás Murga. Éste acompañó al joven a Abu Dabi y se quedó unos días con él mientras se instalaba y se adaptaba a la nueva situación.

También ayuda a las infantas Elena y Cristina con el millonario patrimonio de Juan Carlos I. Siempre se ha dicho que el emérito tendría una fortuna de casi dos mil millones de euros y que solo heredarían sus dos hijas, ya que Felipe VI renunciaría a ella para alejarse de su nombre. La mayoría de este dinero lo ha conseguido a través de regalos y donaciones de amigos durante su reinado. El marido de la reina Sofía creó recientemente una fundación en Abu Dabi para que sus hijas hereden todo el patrimonio sin pasar por las manos de la Hacienda Pública.

Nicolás Murga Froilán
Nicolás Murga Froilán

Tal y como informó VozPópuli, ha sido la infanta Elena con la ayuda del excoronel del ejército del aire y asistente personal de Juan Carlos I, Nicolás Murga, quien ha vendido más de una decena de propiedades en las principales ciudades de España, como Madrid o Barcelona. Se habla de más de 40 propiedades y en su conjunto formarían el millonario patrimonio del emérito. Juan Carlos I quiere facilitar las cosas a sus hijas y que hereden todo su dinero de forma líquida para no tener problemas en el futuro. De esta forma, ese dinero podrá ocultarlo a la Hacienda Pública porque si son sus hijas las que venden las propiedades el día de su muerte, ese dinero tendría que ser declarado.

Las infantas Elena y Cristina estarán libres de declarar el patrimonio de Juan Carlos I 

En la fundación que ha creado Juan Carlos I en Abu Dabi, las infantas Elena y Cristina figuran como patronas, tanto Elena como Cristina aseguran la transmisión de su herencia con las ventajas fiscales de esa jurisdicción y sin la intervención de Hacienda española.

El rol de Nicolás Murga en estas operaciones es fundamental. Murga se ocupa de gestionar la logística de las ventas y otras actividades desde el extranjero, garantizando que cada transacción se realice de manera precisa y confidencial. La colaboración entre Elena y Murga ha resultado exitosa, permitiendo transformar estas propiedades en efectivo y brindando a las infantas la oportunidad de recibir su herencia sin exponerse a problemas fiscales. Algunos trámites se han gestionado durante viajes a París y Ginebra, aprovechando reuniones familiares fuera de España para tratar estos asuntos con mayor privacidad.

Estas acciones reflejan el propósito de Juan Carlos de organizar su legado de forma ordenada y libre de complicaciones para sus hijas. Las decisiones sobre los bienes del rey emérito muestran la coordinación de su círculo cercano en un esfuerzo conjunto por cumplir su intención de transferir su patrimonio sin interferencias fiscales. Mientras continúa el proceso de liquidación, surgen dudas sobre la transparencia de estas operaciones y sobre la posibilidad de un eventual retorno de Juan Carlos a España, un acontecimiento que, sin duda, generaría un gran impacto en el ámbito público.

Infanta Elena con Juan Carlos en Sanxenxo
Infanta Elena con Juan Carlos en Sanxenxo