La imagen que desprenden algunos miembros de la casa real pone en duda su verdadero respeto a los ciudadanos que los han mantenido desde siempre. Por ejemplo, el que tienen el rey emérito Juan Carlos y la infanta Cristina. Nunca han tenido problemas en declarar su amor a la patria mientras han recibido un suculento sueldo público. Sin embargo, tampoco los han tenido a la hora de evadir impuestos. No es ningún secreto que Juan Carlos se ha pasado la vida ocultando dinero al fisco. Mientras que Cristina, directamente, ha establecido su domicilio en Suiza, evitando así el escrutinio de Hacienda.
La infanta Elena en cambio, sí ha mantenido su domicilio fiscal en España, aunque ello implicara tener que pagar a la Agencia Tributaria. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Elena, que siempre ha dado muestras de su españolismo con sus sombreritos con banderitas y sus múltiples gestos patrióticos, también ha tenido problemas para rendir cuentas con las arcas públicas.
La infanta Elena estuvo en la lista de morosos de Hacienda
Así lo demuestra la presencia de la infanta Elena en la lista de morosos que suele publicar Hacienda. Ocurrió en 2012, debido a una deuda generada por la empresa Global Cinoscéfalos, ascendente a 510 euros. La empresa fue fundada por la infanta junto a los hermanos Carlos y Javier García Revenga en 2007.
Inicialmente, Elena fue administradora y posteriormente se convirtió en propietaria única de la compañía en noviembre de ese año. Aunque estuvo activa durante ocho meses, su cierre no se llevó a cabo adecuadamente, y continuó registrada en el Registro Mercantil por un tiempo, periodo en el cual Elena figuraba como única propietaria con un capital fijado en 3.600 euros.
Zarzuela se encargó de solucionar el asunto
Cuando la Agencia Tributaria detectó la deuda, intentó contactar con ella sin éxito inicial. Según el portavoz de la Casa Real, Javier Ayuso, para el diario Cinco Días, el problema surgió debido a un malentendido sobre la responsabilidad de liquidar la empresa. Los abogados de la infanta Elena asumieron que el departamento jurídico de la Casa Real se encargaría de los trámites, mientras que este último creyó que la responsabilidad recaía en los asesores legales de Elena.
En respuesta a la situación, se anunció que se habían iniciado los trámites para liquidar la deuda pendiente. Sin embargo, el asunto quedó en un limbo informativo, y nunca se proporcionaron más detalles públicos sobre el desenlace final de la cuestión. Se presupone que Elena finalmente cumplió con sus obligaciones fiscales, aunque el manejo discreto del caso por parte de la Casa Real generó especulaciones sobre su resolución definitiva.