Froilán está escribiendo las páginas más polémicas de su vida. Esto son palabras mayores: hablamos de alguien que pegó una patada a una prima durante la boda de Felipe y Letizia, que se disparó un tiro con una escopeta o que protagonizó peleas muy pasadas de vueltas con su ex novia Mar Torres; que insulta a asiáticos, policías o comunistas sin complejos, se involucra en reyertas con armas blancas o incluso estrella coches de madrugada con su hermanita del alma, Victoria Federica. Y nos dejamos mucha, pero que mucha cosa. No está nada mal para todo un sobrino y nieto de reyes, aparte de un posible aspirante al trono español. Ahora bien, no es suficiente. Nunca lo es.
El penúltimo escándalo es de traca: desalojado de un after con aspecto de otra cosa a las 9 de la mañana después de 72 horas de fiesta al volver de su fugaz destierro en Abu Dabi. Un local lleno de drogas, de menores, de saunas y jacuzzis y, la más importante, de personas muy poco recomendables. Esta es la vida de Pipe, un desbarajuste consentido por Zarzuela, que le pone hasta 3 policías que le hacen de guardaespaldas. Bueno, ya se los han quitado, porque era insostenible. Ni los prpopios escoltas lo soportaban, en plan esto no está pagado. Al final le tendrán que poner una pulsera telemática. Por mucho que Felipe e incluso su madre Elena traten de reconducirlo, no hay manera: hace lo que le sale de los mismísimos.
La vergüenza consume a la familia de Froilán y a la propia Zarzuela
La desesperación de los Borbones es más evidente que nunca. Y la vergüenza también. Sí, ya sabemos que la Familia Real y sus satélites no han sido nunca un ejemplo de conductas ejemplares, ni siquiera de arrepentimiento. Piensen en Juan Carlos diciendo aquello de "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir" después de la famosa cacería de elefantes con la amante Corinna, y del tortazo que se pegó por ir demasiado contento en la fiesta posterior a la matanza. Este es el máximo reconocimiento de culpa que encontrarán en esta saga, y miren cómo ha acabado la cosa: con el padre de la democracia española escondido en Abu Dabi desde hace 2 años y medio. Si alguien espera una disculpa de Froilán, el nieto más parecido al emérito, que vaya buscando una silla bien cómoda, pasará mucho tiempo en ella. Le importa todo un rábano.
La infanta Elena desaparece del trabajo en pleno escándalo y vuelve camuflada como una espía de tebeo
No pasa lo mismo con la madre de la criatura, de que ya no sabe ni dónde meterse. La vergüenza la consume. Y le afecta en su día a día. Resulta curioso, cuando menos, que la "doña" haya desaparecido de su trabajo durante los dos últimos días. A ver, que imaginamos que su posición no es la más trascendental en el organigrama de su trabajo, pero faltar en un momento como este... es sintomático. Como lo es también la forma de presentarse de nuevo, camuflada e intentando pasar desapercibida. No, no ha conseguido su objetivo: ni el coche nuevo ni el vestuario de espía de tebeo la han salvado. Gafas de sol, gorra calada, abrigo negro de cuello alto... Da un poco de risa y todo. Los reporteros de Europa Press la han cazado, claro, la tienen muy controlada. Y han dejado constancia de sus ocurrencias en los días más duros de una madre... y una hermana de rey.
Como la cosa siga así, veremos a Elena desterrándose a ella misma a los Emiratos. Sería más fácil, porque a Froilán no lo cambiarán. Es incorregible.