No es ningún secreto. Letizia no fue bien recibida en los Borbón. Le hicieron el feo por el simple hecho de ser una plebeya. Juan Carlos quería que su hijo se casase con alguien de la realeza para juntar ambas monarquías, pero no lo consiguió, ni aún provocando que rompiese con Eva Sannum, Isabel Sartorius o Gigi Howard. Con la madre de Leonor y Sofía no lo consiguió, el entonces príncipe se plantó ante sus padres y amenazó con abandonar la corona. Hubiese sido un gran escándalo.

Mientras la infanta Cristina le dio su brazo durante los primeros años, de hecho ella dejó a los príncipes su casa de Barcelona para verse en secreto cuando todavía nadie conocía la existencia de esta relación, la infanta Elena fue igual que su padre. No quiso saber nada de la mujer de su hermano. Siempre la trataba como si fuera inferior a ella, hasta que la tortilla dio la vuelta cuando Letizia heredó el trono.

Felipe Letizia EFE

La infanta Elena y Juan Carlos querían lejos a la familia de Letizia 

La infanta Elena y Juan Carlos se burlaban juntos de todos los familiares de Letizia, tanto de sus padres, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano, como de su abuelo Paco, el taxista. No los querían ver ni en la boda ni en Zarzuela, evitaban siempre encontrarse con ellos. El emérito pidió a la reina Sofía que les diese clases de protocolo para el gran día como hizo con Letizia, tenía un gran trabajo por delante, especialmente con Paco.

Según fuentes cercanas a la infanta Elena, para ella el abuelo Paco era muy ridículo. Les dejaba siempre en evidencia. Por suerte no tenían que soportarlo mucho. La hija de Juan Carlos dejó dicho que no iba a compartir mesa con el abuelo Paco. Los padres de Letizia y los de Felipe se sentaron juntos en la mesa presidencial. A Paco le tocaría sentarse con los padres de Jesús, pero también con los hermanos de Sofía, Constantino e Irene, y con los de Juan Carlos, Pilar y Margarita.

Abuelo Paco

En la boda, la familia de Letizia estaba más cerca de la infanta Elena, según el protocolo, aunque ésta los evitó, ya que según cuentan estas fuentes, a la hija mayor de Juan Carlos, que es muy escrupulosa, le pareció que Paloma Rocasolano desprendía un olor demasiado fuerte y desagradable, como a colonia barata. No lo soportaba, y pidió cambiarse. Otro feo gesto de la diferencia de clases.