La infanta Elena, la mayor de los Borbón, es una figura controvertida dentro de la familia real. Su carácter fuerte y su lealtad hacia su padre, el rey emérito Juan Carlos I, han sido temas recurrentes en su vida pública. Siempre ha defendido con vehemencia al emérito, criticando su exilio y acompañándole en viajes a Sanxenxo o incluso a los Emiratos Árabes, donde también reside su hijo Froilán. Sin embargo, su vínculo con los sectores de la hostelería en Madrid no tiene tan buena reputación.

A pesar de su discreción en asuntos personales, Elena ha sido catalogada como una persona de carácter "rancio". No obstante, quienes la conocen de cerca afirman que puede ser simpática y hasta divertida, mostrando preocupación por su círculo cercano. Sin embargo, esta faceta no parece extenderse a su trato con los empleados de los restaurantes de lujo que frecuenta en las zonas altas de Madrid, como Salamanca o Chamberí.

La infanta Elena no tiene buena fama

Elena ha cultivado una imagen de exigencia en los restaurantes que visita. Siempre espera un trato acorde con su estatus como hija de un rey y hermana del actual monarca, Felipe VI. Aunque demanda excelencia en el servicio, los camareros comentan que rara vez, o nunca, deja propina, lo que ha generado un notable malestar en el gremio. Esto ha contribuido a crear una reputación difícil de ignorar en los círculos de la gastronomía madrileña.

infanta Elena

La infanta es conocida por su afición a los toros, los caballos y los eventos culturales como los musicales en la Gran Vía. Sin embargo, esta pasión por el ocio no parece venir acompañada de un reconocimiento económico hacia quienes le atienden. Se dice que, incluso en ocasiones donde ella paga la cuenta —pues suele preferir que otros lo hagan—, la suma exacta es lo único que deja.

Una cara de cara al público, otra distinta en las distancias cortas

Curiosamente, esta actitud contrasta con su imagen pública de mujer solidaria y preocupada por los demás. Ha participado en varias causas y siempre está dispuesta a ayudar a las personas de su entorno. Sin embargo, en el ámbito de la hostelería, esa generosidad parece brillar por su ausencia.

Aunque estudió Magisterio, se especializó en Sociología y Educación, y completó su formación con una licenciatura en Ciencias de la Educación, su comportamiento hacia los trabajadores de la restauración parece ser un área donde queda mucho por mejorar.