De los hijos de Juan Carlos I y la reina Sofía, no hay otro miembro más leal a su linaje y herencia que la infanta Elena. La primogénita de los reyes eméritos siempre ha sido la mayor defensora de su padre y su reinado, algo que le ha costado su relación con Felipe VI y Letizia. Es la hija que más a menudo lo visita y que lo acompaña en cada una de sus aventuras. Y es por eso que en Zarzuela se desató una noche oscura que pasará a la historia como la más terrible de todas.
Una fecha inolvidable para los españoles bien podría ser el 19 de junio de 2014, cuando en el Palacio de Zarzuela se dio el histórico traspaso del mando de las Fuerzas Armadas de Juan Carlos I a Felipe VI. A media noche se había emitido el Boletín Oficial del Estado que había firmado su padre y así recibía sus primeras horas siendo jefe del Estado. Casi cuatro décadas de servicio, un dato que la infanta Elena parecía recordar vívidamente y pesarle más que a cualquiera. Incluso más que a la reina Sofía, que sabía que no renunciaría a su servicio a la Corona.
El acto, pese a ser sobrio y militar, no estuvo exento de emociones. El hijo que tomaba el relevo de su padre no parecía del todo sereno, aunque la decisión era definitiva. Ese momento lo cambió todo, pues la familia Real pasó a ser más reducida. En la intimidad del palacio sucedieron ciertos hechos trascendentales.
La infanta Elena desconsolada, junto con la reina Sofía, culpó a Letizia por la abdicación
Aquel año, el apellido Borbón había perdido credibilidad. Sin embargo, hay quienes dicen que la renuncia de Juan Carlos fue precipitada y premeditada por terceros. Concretamente, por Letizia.
“Todo apunta que fue Letizia quien, en una acalorada y violenta bronca con Felipe, con una falta total del mínimo respeto, le forzó, le obligó a romper definitivamente con su padre”, explicó Jaime Peñafiel. Según comentó el escritor, el rey había intentado hacer entrar en razón a su mujer y decirle que la abdicación podría acabar con su padre. Pero ella estaba decidida y lo hizo elegir entre su padre y el futuro de la princesa Leonor. Al final, resultó vencedora.
El día que se efectuó el acto y Felipe VI asumió el trono, Elena de Borbón estaba sobrepasada por las emociones. Lloraba desconsoladamente apoyada sobre Sofía de Grecia. No quería ver a su hermano y mucho menos a su cuñada, por lo que permaneció alejada del Pabellón del Príncipe. Entonces, se sabía que la decisión era impuesta por la experiodista.
Pese a toda la mala prensa que tenía en esos años, el emérito continuó viviendo en la jefatura del Estado hasta el día de su exilio. Según dicen los expertos, también sería orden de la reina el terminar de desterrarlo. Otro duro golpe que la exduquesa de Lugo tuvo que soportar con gran indignación por la fragilidad de su hermano, siendo el rey.
Cada vez que vuelve Juan Carlos I a España, la infanta Elena recibe con los brazos abiertos a su progenitor y hasta se ha visto en alguna ocasión con la reina Sofía.