La infanta Elena, hermana del rey Felipe VI, ha sido siempre una figura discreta dentro de la familia real española. Sin embargo, su presunta relación con el jinete y jugador de polo Álvaro Muñoz Escassi ha sido objeto de numerosos titulares y especulaciones.
¿Por qué la infanta Elena tuvo que romper la relación?
Álvaro Muñoz Escassi, conocido por su carisma y su vida amorosa llena de romances con mujeres influyentes, se convirtió en el centro de atención cuando se le vinculó sentimentalmente con la infanta Elena. La relación entre ambos no pasó desapercibida, especialmente debido a la fama del jinete como mujeriego.
Según fuentes cercanas a la familia real, la reina Sofía intervino rápidamente al enterarse de la relación, considerando que este hombre representaba un peligro para la estabilidad y la imagen de la familia. La vida amorosa de Álvaro Muñoz Escassi, que incluye relaciones con figuras como Lara Dibildos y Vicky Martín Berrocal, no ayudó a calmar las preocupaciones de la reina.
La infanta Elena, por su parte, parecía estar profundamente enamorada, lo que hizo que la ruptura fuera aún más dolorosa. Amigos cercanos a la infanta comentaron que estaba “como loca” por él, pero finalmente tuvo que aceptar que su relación no era viable debido a las presiones familiares.
Lo cierto es que parece que Sofía siempre tuvo razón sobre el pretendiente de su hija, y es que desde su relación con Lara Dibildos, madre de su hijo, hasta su mediática historia con Sonia Ferrer y otras mujeres del mundo del espectáculo, el jugador de polo no paró de estar rodeado de controversias, lo que pudo haber afectado gravemente la imagen de la infanta Elena y de la corona española.
Por tal motivo, la infanta Elena fue empujada a mantener las distancias con una persona que, para la familia real, era vista como una amenaza potencial. El distanciamiento fue una medida preventiva, adoptada en un momento en que cualquier movimiento en falso podría tener repercusiones significativas.
La infanta Elena, una vida alejada de las polémicas
Elena de Borbón y Grecia, la primogénita de los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía de Grecia, ha vivido una vida marcada por su discreción y alejamiento de las controversias que han rodeado a su familia. A sus 60 años ha sabido mantenerse en un segundo plano, enfocándose en su vida personal y en sus compromisos sociales y culturales.
Desde su nacimiento, Elena ha sido una figura importante en la familia real española, aunque su papel ha sido más discreto en comparación con sus hermanos, el rey Felipe VI y la infanta Cristina. A pesar de haber sido la primogénita, la Constitución de 1978 la relegó en la línea de sucesión por ser mujer.
Esta decisión cambió el rumbo de la vida de la infanta Elena, quien ha dedicado gran parte de su vida a sus hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica, fruto de su matrimonio con Jaime de Marichalar, del cual se divorció en 2010, así como a su trabajo en diversas organizaciones benéficas y ha sido una defensora activa de la educación y la cultura. Su discreción en gran medida se la debe al apoyo de su madre, la reina Sofía.