Los Borbones son sobre todo una familia, y como tal hay dos momentos donde se reúnen. No la graduación de una nieta, un acto menor donde faltó la parte esencial de la Familia Real, los que mandan a Zarzuela. La "famiglia" se ponen de acuerdo siempre en dos momentos: las bodas y los funerales. Felipe y Juan Carlos, Letizia y Sofía, Cristina e Iñaki, enemigos íntimos entre ellos, juntos para enterrar a Pilar de Borbón, Constantíino de Grecia o ahora preparando el gran funeral, el siguiente, el de Juan Carlos. Todos estarán unidos ante la caja del muerto. Todos los movimientos que hay entre la familia se explican ya en un único sentido: el reparto de la herencia del emérito. El botín. Algunos la calculan en 1800 millones de euros. Acumulados durante 50 años cobrando comisiones de cada gesto, intermediación o movimiento, de cada barril de petróleo, de cada contrato de una gran empresa española en el extranjero. Y no declarados, en negro. Todos escondidos en paraísos fiscales. Los herederos ya acarician los billetes con la punta de los dedos.
La estrategia está a tres bandas, la de tres hijos del casi nonagenario Juan Carlos: Felipe renunciará a la herencia en nombre de él y sus hijas, para no manchar más la Corona. Solo lo puede hacer cuando el emérito esté muerto. Entonces un notario de Lausana, Suiza, abrirá el testamento. Las dos herederas universales serán Cristina y Elena, que serán las mujeres más ricas de España. Pero para que todo quede legal, al tratarse de dinero negro, corrupto e ilegal, tienen que heredar fuera de España, lejos del control de Hacienda. Es por eso que Cristina vive desde hace años en Suiza, donde se oculta buena parte de la fortuna del rey. La infanta ha convencido a su hija Irene para estudiar en el país helvético. Cinco años más de residente. En una notaría de Lausana es donde, según El cierre digital, Juan Carlos lo está dejando todo por escrito. El gran problema es Elena, que sigue empeñada en vivir fiscalmente en España.
Juan Carlos tiene un arma secreta para conseguir que la parte de Elena no se pierda: Froilán. Esta es la razón principal por la cual Juan Carlos y Elena convencieron al nieto mayor de instalarse a vivir en Abu Dhabi. Se sentaron con él y le explicaron que su futuro es gestionar los 900 millones de Elena. Y que los podrá heredar Froilán como residente en Abui Dhabi sin que España pueda hacer nada. Elena renuncia a su parte de la herencia que pasaría a Froilán que sería quien repartiría a escondidas el dinero con su madre y su hermana. La "famiglia" lo tiene todo controlado. Y lo están haciendo delante de toda España. Con total impudicia.
El digital deja claro que Hacienda no verá ni un euro de estos millones de las hermanas "Todo se hará al margen de la Hacienda Pública española, pues las gestiones pertinentes se llevarán a cabo desde Suiza y Reino Unido, donde están las cuentas de Juan Carlos y de donde proceden los bancos que las llevan". Elena lo quiere todo: ser multimillonaria y lucir españolidad en la pulserita, ser duquesa de Lugo y mantener el estatus de hermana del rey en Madrid, paseándose con aquella cara de olear caca como diciendo a sus súbditos que son pobres. Y la pobre mujer es ella. Solo tiene dinero. Eso sí, mucho dinero.