La infanta Elena cumplió 60 años el pasado 20 de diciembre. Una celebración redonda y con alboroto descomunal, gracias a la presencia por sorpresa de Felipe VI y Letizia en la comida de aniversario. La reina consorte, contra las cuerdas por el huracán Jaime del Burgo, se inmolaba ante sus enemigos íntimos para salvar los muebles de la institución. Un regalo, sin dudas, para la gran mayoría de los asistentes al convite, que la detestan. A ella y, subsidiariamente, a su marido rey, aunque los Borbones cierran filas cuando les conviene. El negocio es el negocio, no serán ellos los que maten la gallina de los huevos de oro.

Sin embargo, Elena está acumulando una serie de regalos que seguramente habría deseado no recibir nunca en la vida. Problemas de salud, para ser más exactos. Las últimas apariciones de la royal en entregas de premios diversos se han convertido en un escaparate de sus tropiezos. Desde hace unas semanas, va coja y con una bota ortopédica muy llamativa. Sufrió un accidente mientras montaba a caballo. Al bajar del animal, pisaba mal y se hacía un esguince en el tobillo. No fue grave, pero sí incapacitante. Y con consecuencias evidentes, imposible de disimular.

Elena y Juan Carlos / Europa Press

Ironías de la vida, el descubrimiento de su problema de salud llegó durante una gala de premios deportivos. Hace unas horas la cita era con el mundo de los toreros, del que es gran aficionada. Matar animales indefensos siempre ha hecho excitarse a los Borbones. Una peña taurina presidida por María Ángeles Grajal, esposa del difunto Jaime Ostos, celebraba su tradicional fiesta anual, con Elena como gran estrella. Siempre lo es, no falla nunca en este sarao. Un escenario, temática y lista de invitados (El Chatarrero, Aurelio Manzano, Jacobo Ostos, etcétera) con caspa para exportar a los cinco continentes, daba cosita. Allí vimos a la infanta con su bota de astronauta, intentando conjuntar prendas de ropa llenas de cuadros de colorines y varios tamaños. Por mucho que la prensa cortesana nos la venda como una elección acertadísima, no cuela. Hacía daño a los ojos. Y de eso va la cosa, de ojos. De vista.

La infanta Elena / Europa Press

La hija de Juan Carlos y Sofía, después de saludar a los presentes, recibir elogios de aduladores y de ponerse fina de jamón ibérico, reveló que acaba de pasar por las manos de un cirujano: se ha operado de cataratas. Un problema muy común en personas de su edad, y que ha tenido que solucionar porque estaba perdiendo agudeza visual de uno de sus ojos. "Solamente de un ojo y no revistió ningún tipo de gravedad", explica Europa Press. La infanta bromeaba, "los años pasan para todos". Salta a la vista.