La infanta Elena siempre aparece con el pelo desaliñado y vestida de cualquier manera, casi nunca usa maquillaje. No es que le llame especial atención el mundo de la belleza, aunque siempre viste con marcas caras. Se gasta miles de euros. Como ya avanzamos en ‘EnBlau’, la hija de Juan Carlos tuvo que acudir a profesionales para conseguir superar su adicción a las compras compulsivas en la teletienda. Cuando tenía 27 años compraba todo lo que veía anunciado en televisión, pero como vivía en Zarzuela tenía que esconder los paquetes que llegaban a casa y los enviaba a casa de los hermanos Fuster, amigos de Felipe VI.

Por norma general, Elena de Borbón suele pasar el fin de semana en España, por diferentes localidades, entre ellas Sanxenxo o Sevilla. Pero también visita un lugar que frecuentan cada vez más famosos para ponerse a punto para el nuevo curso. Se trata de la clínica Buchinger, en Marbella que se ha puesto muy de moda entre los famosos. Isabel Preysler con Mario Vargas Llosa, o Tamara Falcó, fueron las primeras en visitarla, son unas clientas habituales, también la visitó en alguna ocasión Jorge Javier Vázquez, y otra clienta que es muy habitual pero siempre lo han llevado con la mayor discreción posible es la hija de Juan Carlos I y la reina Sofía.

infanta Elena
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La infanta Elena es una de las habituales de la clínica, visitas secretas 

La madre de Froilán y Victoria Federica siempre acude después del verano y de las navidades para eliminar los excesos propios de las fechas. En esta clínica se practica el ayuno terapéutico, y funciona. A veces los famosos acuden a la clínica simplemente para un plan détox. Allí permanecen encerrados varios días.

La clínica celebró en 2020, un siglo en activo, y una de sus primeras clientas famosas fue Carmen Sevilla. Su fundador, el doctor alemán Otto Buchinger, desarrolló el método del ayuno con uno de sus pacientes y esa fue la simiente de las dos clínicas que existen en la actualidad. Entre ambas, reciben a unas 6.000 personas al año.

infanta Elena
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Han pasado muchos años y ya es la cuarta generación la que se encarga de las riendas de la clínica, Katharina Rohrer-Zaiser y Victor Wilhelmi.El sello de identidad de la Buchinger es la privación de comida, es decir, el ayuno, que implica una estancia recomendada de 14 días. Durante 10 de ellos, los pacientes sólo toman caldos, zumos e infusiones. Estas dos semanas, según sea la habitación escogida, cuestan entre 5.000 y 30.000 euros. Ojo que aquellos que prefieran una dieta menos restrictiva pueden escoger una hipocalórica, más convencional, que parte de las 800 kcal.