En plena pandemia, las imágenes de sanitarios jugándose la vida con mascarillas caseras, bolsas de basura como batas y un sinfín de elementos improvisados como equipos de protección nos han hecho sufrir por su salud, a la vez que ponían de manifiesto la precariedad del sistema para tratar a los millares de ciudadanos contagiados por el Covid-19. Ahora parece que la situación no es tan grave, pero la falta de equipamientos adecuados sigue existiendo. Las instituciones reparten mascarillas de protección básicas a los usuarios de los transportes públicos, mientras que tenerlas de la máxima calidad es un bien de lujo. Ahora bien, este problema no es tal si tienes la suerte, por ejemplo, de llevar en el documento de identidad el apellido Borbón. Entonces la vida es de otro color.
Que le pregunten a la Infanta Elena, que según informan vive con gran preocupación la pandemia. Lejos de los hijos, por cierto, que se lo están pasando bastente bien confinados en un chalet de Marbella (Froilán) y en una finca privada de Jaén con el novio y el grupo de amigos (Victoria Federica). La madre, sufridora por naturaleza, se ha quedado en Madrid, en su piso de lujo, con la única compañía del perrito. Su agenda tiene tres simples citas: una, aplaudir a los sanitarios religiosamente. La segunda, enviar a los escoltas a hacer recados. Y la tercera, sacar a pasear a la mascota. Lo hace protegida con todo tipo de elementos de primera categoría, que también disfruta el animal, que no tiene culpa de nada, eso sí: el fox-terrier luce dos botines para las patas delanteras. Full equip. Bien, medio full: ya puestos, ¿por qué no le cubre las de detrás? Misterios del primer mundo. En todo caso, la exhibición de EPIs resulta sintomática de la estirpe borbónica, sobretodo sabiendo que las imágenes fueron tomadas el 19 de marzo, es decir: cuando el coronavirus i la ausencia de equipos era sangrante.
Hey, que no, que no nos olvidamos del elemento principal, y que es aquello que realmente asusta al virus al paso de la Infanta: la correa del perro, salida de la factoría de VOX. La rojigualda, que según los expertos epidemiólogos de la extrema derecha (el partido de los amores de la damnificada por el machismo de la Corona) es la mejor vacuna contra la enfermedad. ¡Y olé!