La infanta Elena es la más Borbón de toda la familia, fiel defensora del reinado de Juan Carlos y escudera de su padre. Está muy dolida con Felipe VI por su comportamiento frente al emérito. Cree que la humillación de exiliarle a los Emiratos Árabes no era necesaria. Si de ella dependiese, el marido de la reina Sofía nunca se hubiese ido de España, ni tan siquiera de Zarzuela. Intentó en más de una ocasión traerle de vuelta, aunque le costase una discusión con su hermano y le alejase más. Reformó su casa por un problema de humedades y la adaptó a personas con movilidad reducida por si en algún momento debe hacerse cargo de su progenitor. Parece que no será necesario. Juan Carlos no volverá nunca a España de forma permanente, tampoco se espera que fallezca en su país. Algunos como Jaime Peñafiel creen que es un error y será una deshonra para Felipe VI. La infanta Elena viaja muy a menudo a los Emiratos Árabes y a Ginebra para estar con él. También es quien le acompaña en las regatas de Sanxenxo.
Elena de Borbón se enfada con Felipe VI, pero sabe perfectamente que su hermano no tiene toda la parte de culpa en este asunto. Al final es un “calzonazos”, como le llaman sus amigos, que se deja llevar por las decisiones de Letizia. La reina quiere tener lejos a los Borbón para salvar el reinado de Leonor, no quiere que su hija se vincule con ellos, y menos con Juan Carlos. Por este motivo, la relación entre Letizia y Elena siempre ha sido tensa. Se soportan y poco más. A diferencia de la infanta Cristina, que la ayudó a integrarse en la corona y que se le hiciese todo más llevadero, la infanta Elena le hizo la cruz desde el primer día siguiendo los pasos de Juan Carlos. Es una plebeya, algo que nunca olvidará.
La infanta Elena no toleraba el comportamiento de Letizia
Y su comportamiento lo demostraba todos los días. La infanta Elena estaba muy enfadada con Letizia porque la dejaba en ridículo. Le costó mucho aprenderse el protocolo, y eso que tenía a su lado a una buena maestra, la reina Sofía se encargaba de ello. Sin embargo, en su lenguaje podían hacer poca cosa. Siempre estaba con alguna palabrota en la boca. La más habitual era “jolines”, así la llamaban los amigos de Felipe. Pero también decía otras peores, como “puta”, “coño”, “hostia”. La infanta Elena se enfrentó a ella en una reunión familiar y le pidió que moderase esa lengua. En Zarzuela no se habla así. Letizia le contestó “España es así”. Con esas palabras ya dejaba claro que estaba dispuesta a cambiar la monarquía.