La infanta Elena siempre ha sido conocida por su apego a las tradiciones y protocolos de la familia real española, y esta característica se hizo aún más evidente durante los primeros años del matrimonio entre el entonces príncipe Felipe y Letizia Ortiz Rocasolano. Desde el inicio, Letizia no fue recibida con los brazos abiertos por todos los miembros de la familia Borbón. La razón principal era su origen plebeyo, un aspecto que causó incomodidad a aquellos que creían que Felipe debería haberse casado con alguien de sangre azul.
Entre los miembros más reticentes a aceptar a Letizia en la familia estaba la infanta Elena, la hermana mayor de Felipe. A diferencia de su hermana Cristina, quien en los primeros años apoyó la relación de su hermano con Letizia incluso prestándoles su casa en Barcelona para sus encuentros secretos, Elena adoptó una postura más cercana a la de su padre, el rey Juan Carlos I. Según diversas fuentes, tanto Juan Carlos como Elena veían con desdén a la familia de Letizia, en especial a sus padres, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano, así como a su abuelo Paco, el taxista. Este desdén no se limitaba a palabras, sino que se manifestaba en acciones y gestos que dejaban clara la diferencia de clases entre ambas familias.
La infanta Elena siempre fue muy crítica con los modales de los Ortiz Rocasolano
Uno de los momentos más tensos y reveladores de esta dinámica ocurrió durante los preparativos de la boda entre Felipe y Letizia. Juan Carlos había solicitado a la reina Sofía que impartiera clases de protocolo a la familia Ortiz Rocasolano, tal como lo había hecho previamente con Letizia. En particular, se preocupaba por la preparación de Paco, el abuelo de Letizia, cuyo comportamiento y falta de familiaridad con las normas de etiqueta eran motivo de burla para el emérito y su hija Elena.
La infanta Elena, conocida por su meticulosidad y escrupulosidad, fue particularmente crítica con la familia de Letizia. Según fuentes cercanas, Elena consideraba a los Ortiz Rocasolano como personas poco refinadas y, en cierto modo, ridículas. Este sentimiento llevó a Elena a tomar una decisión contundente: pidió no sentarse en la misma mesa que la familia de Letizia durante la boda. Mientras que los padres de Felipe y Letizia ocuparon lugares en la mesa presidencial, a Paco le asignaron un lugar junto a los hermanos de Sofía y Juan Carlos. Sin embargo, la infanta Elena se aseguró de no compartir mesa con ellos, evitando cualquier contacto cercano.
La infanta Elena no soportaba los modales de Paloma Rocasolano
Según se cuenta, la hija mayor de Juan Carlos, siempre atenta a los detalles, se sintió especialmente incómoda con la familia de Letizia. A Elena le molestaban algunos comportamientos como algunas palabras malsonantes o falta de modales refinados en la mesa, lo cual consideraba inaceptable en un evento de tal magnitud. Esta percepción llevó a Elena a solicitar un cambio de lugar, un gesto que, aunque discreto, reflejaba las tensiones y diferencias de clase que marcaron la relación entre ambas familias. Con el tiempo, estas diferencias quedaron expuestas, pero la dinámica en la familia real española no hizo más que poner de manifiesto los choques culturales y de clase que han existido y continúan existiendo en el seno de la monarquía.