La infanta Elena es la más Borbón de toda la familia. Fiel defensora de la monarquía española y de Juan Carlos I. Aunque respeta las actuaciones de Felipe VI, no las comparte. En más de una ocasión se ha enfrentado a su hermano por las humillaciones a las que habría sometido a sus padres. En aquellos tiempos el heredero al trono debía ser un hombre. Los eméritos se casaron por obligación y solo mantuvieron relaciones íntimas para dar a luz a un varón, sin embargo, para desgracia de ambos, tardó en llegar. Las dos primeras fueron niñas. Lo mismo que les sucedió a los actuales reyes, aunque el exmonarca no estaba dispuesto a cambiar la Constitución.
Si hubiese sido como en la actualidad, la infanta Elena hubiese sido la actual reina de España, aunque nos hubiésemos quedado sin rey, ya que en 2009 se divorció de Jaime de Marichalar y no se le ha conocido ninguna otra relación estable. Curiosamente, Froilán hubiese sido el príncipe y futuro heredero, mientras que Victoria Federica sería una infanta. Hubiesen cambiado mucho las cosas.
La infanta Elena no quería ser la futura reina de España
Sin embargo, la infanta Elena no tenía muy claro eso de ser reina. No le interesaba lo más mínimo. En una reunión con Juan Carlos I le pidió que no la nombrase heredera de la corona. No deseaba esa responsabilidad. Esto sucedió cuando veían que Felipe VI no se centraba en sus quehaceres. “Felipe era un joven despreocupado, mal estudiante y con más ganas de diversión que de ‘poner los codos’ y, mucho menos, de pasarse el día pendiente de su futuro predestinado por herencia genética”. Sus padres y sus profesores estaban muy preocupados por sus notas. Creían que no llegaría a nada y sería el hazmerreír. Por este motivo estudió bachillerato, anteriormente COU, en Canadá.
No tenía especial inclinación por guardar la tradición monárquica “ni en la elección de sus novias ni en la de sus amigos, entre los que predominarían los ociosos hijos de papá, (…) herederos de grandes fortunas empresariales y jóvenes adinerados que se arriman al poder que representa la Corona y que, en muchos casos, han influido negativamente en el Príncipe”.
A Felipe VI solo le importaba disfrutar de la soltería privilegiada que le proporcionaba ser heredero al trono. Toda la familia estaba muy preocupada por la decisión del príncipe. Si tardaba tanto en decidirse habría que elegir a la infanta Elena, que no tenía ganas de comerse ese marrón curioso. Ella prefería quedarse con el título de infanta. Ya estaba cómoda.