La infanta Elena continúa con la "pata chula". Hace unos días se presentaba en una entrega de premios de carácter deportivo caminando coja de una pierna y con una aparatosa bota ortopédica. La Borbón no quiso decir ni mú sobre la causa de su aspecto, limitándose a responder con un lacónico "bien, bien", a las preguntas de los periodistas que se interesaban por su salud. Pero claro, todo tiene una explicación: una tan sencilla como que a la señora la prensa le cae mal, siempre que no te llames Carlos Herrera, escribas en el ABC o tengas un programa de toros. No quiere dar munición porque tiene mucho que esconder: Froilán (otra vez en España y sin billete de vuelta), la hija Victoria Federica, Juan Carlos, las relaciones con Felipe y Letizia o incluso Jaime del Burgo. Estos temas sí que son interesantes y jugosos, y no la razón para llevar una férula en la pierna. Ella sabrá.
Lo que sí que sabemos, sin embargo, es qué narices le ha pasado en la pierna. Al final todo se sabe. Hay gargantas profundas, entornos indiscretos e incluso periodistas de la cuerda que filtran informaciones bajo demanda. Da igual cuál haya sido la motivación para acabar haciendo público el problema, pero podemos resolver el misterio. Y no íbamos desencaminados en EN Blau, analizando el tipo de bota ortopédica, sus usos y también las aficiones y actividades de la royal. Cosa que, por una parte, es decepcionante. Esta mujer es sota, caballo, rey.
Sí, esta última frase parece una adivinanza de P-5, ¿pero verdad que está bien parida? Sin querer entrar en un terreno más pantanoso de la cuenta, la solución es fácil: el caballo. Pero no fue una leche de la jinete Borbón cayéndose del equino durante un entrenamiento. Un accidente de este tipo puede dejar secuelas mucho más graves y visibles que, en ningún caso y afortunadamente para la interfecta, se han manifestado. Se ve que, como asegura el digital 'Monarquía Confidencial', que cita fuentes próximas a la infanta, pisó mal al bajar del animal, se torció el pie izquierdo y se provocó un esguince en el tobillo. Molesto, doloroso y medio incapacitante. Es por eso la cojera de la aristócrata y, evidentemente, la bota ortopédica que luce.
"La lesión no es importante, pero sí molesta al tener que llevar esa bota ortopédica. Fue mala suerte que al bajar del caballo se lo torciera", citan literalmente. La lesión todavía tardará en curarse, por eso la inmovilización de la extremidad permanecerá un tiempo más a la vista. Se ha acabado montar a caballo por una temporadita, pero también practicar vela (acompañando a su padre, como en Sanxenxo) e incluso pasear el perro: cierto que el animal es de medidas reducidísimas, pero mejor no arriesgarse. Otro mal giro y el destrozo puede ser mayor. Total, que misterio resuelto. Ni épica, ni gaitas. ¿Ves cómo no hacía falta tanta historia? Es por eso que los Borbones desenganchan tanto: se creen más interesante e importantes del que son en realidad. De hecho, la sal y la pimienta la ponen los externos. Marichalar, Iñaki, Letizia y Jaime. Este grupo sí que los ponen a bailar.