Casa Real vuelve a situarse en el foco mediático, pero en esta ocasión por una buena causa. La infanta Cristina ha querido reunir a toda la familia para celebrar la graduación de Irene Urdangarin y su mayoría de edad, un evento por todo lo alto en el que no se han privado absolutamente de nada. Se han alojado en el Four Seasons Hotel des Bergues de Ginebra, uno de los hoteles más lujosos. Han contado con transfer y agentes de seguridad durante todo el día. Cientos de fotógrafos estuvieron congregados a las puertas para conseguir la tan ansiada fotografía del reencuentro de Iñaki con Cristina, Juan Carlos y Sofía. Aunque salieron por la misma puerta todos juntos, lo hicieron en tiempos separados y montaron en furgonetas diferentes. Ni una sola imagen de la familia al completo.
Irene Urdangarin contó con la presencia de sus tres hermanos, su padre Iñaki Urdangarin, sus abuelos Juan Carlos y Sofía, su abuela Claire Lieabert, la infanta Elena, Froilán y Victoria Federica. Las ausencias más sonadas fueron las de Felipe y Letizia junto a Leonor y Sofía. Se mostraron todos muy educados y correctos. Por el evento que les unía decidieron comportarse olvidando las rencillas del pasado. Solo han tenido un saludo cordial.
Juan Carlos I ha sido la persona que ha sufragado todos los gastos. Ha pagado la estancia en el lujoso hotel de todos los familiares, incluso la comida. Un agradecimiento y regalo para su nieta Irene, quien se mostraba encantada de tener a toda su familia con ellos.
Preocupados por el delicado estado de salud de Juan Carlos
Sin embargo, la preocupación por Juan Carlos es máxima. La infanta Elena se alegra de que haya podido venir al acto para tenerle cerca unos días. La hermana mayor de Felipe es la más borbónica y sobreprotectora con su padre.
El aspecto del exmonarca es bastante preocupante en su última aparición. Ya en la boda del príncipe Hussein de Jordania se le pudo ver mucho más delgado y demacrado, con un cierto cansancio que no era precisamente por esos problemas de movilidad.
Según Informalia, Juan Carlos I ha sido operado de un problema en la piel, que la cicatrización no ha sido buena, no acaba de completarse, no duerme bien y que esa situación le produce cansancio y mal aspecto. En esta ocasión el emérito ha reaparecido sin su silla de ruedas, pero una vez más acompañado siempre de sus escoltas o de algún familiar que le cogía del brazo. La infanta Elena es quien se ha mostrado más cerca de él, la reina Sofía ni tan siquiera se ha acercado a ayudarle.