A lo largo de los años, Juan Carlos I ha sido conocido no solo por su fama de mujeriego y sus controversias, sino también por su generosidad con sus seres queridos. Siempre ha estado dispuesto a gastar enormes cantidades de dinero para cubrir los caprichos de su familia, especialmente de sus nietos. Desde su nacimiento, el exmonarca ha asumido prácticamente todos los gastos de seis de sus ocho nietos, excluyendo a Leonor y Sofía, las hijas del rey Felipe y la reina Letizia. Este distanciamiento económico fue una decisión de Letizia, quien prohibió a Juan Carlos que financiara cualquier aspecto de la vida de sus hijas para desvincularlas del apellido Borbón.
Sin embargo, el resto de los nietos del emérito han vivido a expensas de su generoso abuelo. Juan Carlos no ha escatimado en cubrir los estudios, viajes, coches y pisos de los hijos de Elena y Cristina. En particular, Victoria Federica, la hija de Elena, ha disfrutado de una vida de lujos que pocos jóvenes pueden permitirse. A sus 24 años, Victoria se dedica a ser influencer en las redes sociales y disfruta de una vida sin preocupaciones, gracias en gran parte a las transferencias mensuales que su madre, la infanta Elena, realiza en su nombre.
Juan Carlos I lleva años financiando los caprichos de sus nietos
Aunque Juan Carlos es el origen de estos fondos, no es él quien transfiere directamente el dinero a sus nietos. La encargada de gestionar estos recursos es Elena, quien actúa como distribuidora del patrimonio de su padre.
Cada mes, Elena realiza abultadas transferencias a Victoria Federica, cubriendo sus gastos, desde viajes internacionales hasta su vida cotidiana llena de eventos exclusivos y fiestas de alta sociedad. Esta responsabilidad recae sobre la infanta, quien utiliza las aportaciones económicas de Juan Carlos para mantener el estilo de vida de su hija.
La infanta Elena es quien administra la ‘paga’ del abuelo
Por otro lado, Froilán, el hermano mayor de Victoria, ha tomado un camino distinto. Desde que se trasladó a Abu Dabi ha comenzado a recibir directamente parte del patrimonio de Juan Carlos, sin pasar por las manos de Elena. Aun así, el flujo constante de dinero desde el emérito sigue asegurando que tanto Froilán como Victoria sigan disfrutando de una vida sin preocupaciones económicas.
Este sistema de transferencias mensuales y la gestión de los fondos de Juan Carlos a través de Elena subrayan el rol que la infanta desempeña como administradora informal del legado familiar. Mientras el rey emérito sigue viviendo en el exilio en Abu Dabi, su influencia sigue siendo palpable en la vida de sus descendientes, garantizando que sus nietos, especialmente los hijos de Elena, continúen disfrutando de los beneficios de una fortuna que parece inagotable.