La infanta Elena es la más Borbón de toda la familia, fiel defensora del reinado de Juan Carlos I. La hermana de Felipe VI nunca ha aprobado el trato que su hermano le ha dado a su progenitor en los últimos años, para ella era innecesario el exilio. Ahora vive de forma oficial a miles de kilómetros, y no es lo mismo que visitarle en Zarzuela como antes. Se hace mayor y está demasiado lejos, le ve solo y hundido. El emérito presenta problemas de salud fruto de su avanzada edad y sus problemas de movilidad.
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La madre de Victoria Federica y Froilán ha estado en todo momento al lado del emérito. Le ha visitado más de 60 veces en Abu Dabi, y en sus visitas a España siempre es quien la acompaña. Participa en las regatas junto a él. Han demostrado una relación muy estrecha y cómplice. Hay un cariño especial entre ellos. En más de una ocasión ha tenido algún gesto hacia él.
El pasado viernes la infanta Elena presidió el acto de la V Edición de los Premios Fundación Zaballos, celebrado en Madrid. A pesar de las polémicas en las que se ha visto envuelto el emérito, quisieron poner en valor la labor del marido de la reina Sofía durante la transición. Ella escuchaba atentamente en el escenario y no podía contener las lágrimas. "Quizá no deberíamos restar importancia a los valores democráticos a los que ya estamos tan acostumbrados, y deberíamos seguir luchando por mantenerlos vivos", se oía decir al galardonado. Por eso, añadía, ponía en valor la figura de Don Juan Carlos. La infanta hizo un gesto de mirar hacia arriba para contener las lágrimas, mientras se mordía el labio y asentía con la cabeza como signo de aprobación a esas palabras de agradecimiento a su progenitor.
Juan Carlos terminará sus días en silla de ruedas
Al llegar a casa la infanta Elena terminó rompiendo a llorar. Últimamente está muy sensible en todos los temas relacionados con su padre. Juan Carlos I está mal y ella es muy consciente de ello. Es la primera en estar al corriente de todos los partes médicos. Según el último informe, el emérito se quedará en silla de ruedas hasta el fin de sus días. El tratamiento de medicina regenerativa al que se sometía desde hace unos años ya no funciona, la artrosis que padece ha avanzado mucho y está muy delicado.
Juan Carlos I sufre una profunda tristeza al conocer que se quedará en silla de ruedas, no quiere verse como un rey derrotado. Siente que se marchará por la puerta de atrás, que ni tan siquiera podrá morir tranquilo en España, sino a miles de kilómetros de su familia y amigos, solo y abandonado.
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