Como los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía, la infanta Elena y Jaime de Marichalar tampoco se casaron enamorados. Cuentan muchas fuentes que discutían a diario, incluso el mismo día de su boda. Ni siquiera la llegada de Froilán y Victoria Federica cambió el panorama. Con todo, la infanta no tardó en querer divorciarse. Se lo comunicó a su padre, Juan Carlos, que le recomendó que aguantase como él hizo con la reina Sofía. Y lo intentó. Pero cuando ya estuvo harta y quiso anunciar la separación, Marichalar sufrió un ictus. Elena tuvo que esperar hasta que el duque de Lugo se recuperó. Entonces llegó el famoso anuncio del “cese de la convivencia”.
Desde entonces, su relación se ha limitado a lo cordial. No se les ha visto ni un gesto cariñoso desde entonces. En alguna ocasión se han dado dos besos en público. Pero nada más.
Jaime de Marichalar entró en la casa real con las cartas marcadas
Tampoco desde la casa real han mostrado ningún cariño a Marichalar. De hecho, según Pilar Eyre, Jaime nunca fue ‘bienvenido’ en la monarquía. “Al pobre Jaime de Marichalar nunca lo tragaron en la familia. Una mañana en el Club de Polo de Barcelona casi no había nadie, y la familia real al completo, excepto Sofía, arropaba a Elena que participaba en un concurso hípico. Marichalar se mantenía al margen, sentado lejos, con expresión huraña. Mientras todos iban de sport, él llevaba un abrigo entallado, traje impecable, enorme bufanda y sus inseparables cascos”, escribió en uno de sus artículos en la revista Lecturas.
Volviendo a la relación entre Jaime y Elena, nunca compartieron pasiones. Mientras Marichalar era un amante de la moda, le gustaba relacionarse con las altas esferas del mundillo y también dejarse ver a menudo, la infanta prefería pasar más desapercibida. Elena era más discreta. Y viendo muchas fotografías queda claro que la moda tampoco era lo suyo. Los mejores atuendos que llevaba en aquella época los elegía Jaime.
Las relaciones entre Elena y Jaime nunca fueron pasionales
Tampoco compartían gustos y pasiones en las relaciones de cama. Como en el sector de la moda, a Jaime siempre le ha gustado experimentar y disfrutar al máximo de cada situación. A Elena, sin embargo, le iba más lo tradicional. No se sentía cómoda con Marichalar. Según Tiburcio, quien escribió una biografía no autorizada de la infanta, Elena vio en Jaime una persona divertida y seductora, pero nunca se enamoró físicamente de él. “La suya no fue nunca una relación pasional”.
De hecho, la mencionada Eyre reveló que, desde que se separaron, Elena no ha tenido relaciones con ningún otro hombre. El motivo es que, a ojos de Dios, sigue siendo una mujer casada: “Delante de los ojos de Dios, Elena está casada con Jaime, lo que le impide, dado su acendrado catolicismo, tener relacionas con otro hombre”.