Un día después de asistir en Madrid al funeral de su sobrino Juan Gómez-Acebo, donde coincidió con los Reyes, la Doña Sofía y la infanta Cristina, se ha revelado una noticia que ha causado gran revuelo. El rey emérito Juan Carlos I ha creado una fundación en Abu Dhabi junto a sus hijas, con el objetivo de transferir su herencia de manera más eficiente y segura.
La fundación, establecida en Emiratos Árabes Unidos, donde Juan Carlos I reside desde agosto de 2020, se ha creado con la ayuda de un abogado español. Tanto Elena como Cristina figuran en su patronato. El propósito principal de esta fundación es promover la figura de Juan Carlos I a través de la financiación de actividades educativas y culturales, pero también tiene un objetivo financiero clave: centralizar su fortuna fuera de España.
Juan Carlos I crea una fundación para que sus hijas reciban su herencia limpia de polvo y paja
La legislación en Emiratos Árabes Unidos ofrece ventajas significativas en términos de fiscalidad y secreto, permitiendo que los herederos controlen el patrimonio sin tener que hacer pública la identidad de los beneficiarios. Esto proporciona una manera discreta y eficaz para que la fortuna del rey emérito sea transferida a sus hijas, Elena y Cristina, sin las complicaciones y restricciones que podrían haber surgido en España.
La creación de esta nueva fundación en Abu Dabi marca un punto crucial en la estrategia del rey emérito para asegurar la transferencia de su fortuna. El manejo de la herencia en un paraíso fiscal como Emiratos Árabes Unidos permite a Juan Carlos I aprovechar la nula fiscalidad y el secreto en torno a la titularidad de los bienes. Esto coloca a la infanta Elena y a la infanta Cristina en una posición financiera muy favorable, situándolas entre las mujeres más ricas de Europa.
La reciente creación de esta fundación en Abu Dabi representa un movimiento estratégico significativo para asegurar la riqueza del rey emérito, beneficiando en gran medida a Elena y Cristina. Esta situación no solo resalta la importancia de la planificación patrimonial, sino también la capacidad del rey emérito para manejar su fortuna de manera que optimice tanto los beneficios fiscales como la privacidad de su familia.