Con un estado de salud delicado y la certeza de que su tiempo se agota, Juan Carlos I ha dejado instrucciones claras sobre cómo quiere que se desarrolle su despedida. A sus 87 años, el rey emérito no solo ha tenido que enfrentarse a problemas médicos que han limitado su movilidad, sino también a la realidad de que su papel dentro de la familia real ha quedado relegado a un segundo plano. En este contexto, ha tomado decisiones firmes sobre su futuro funeral y entierro, con la intención de que estos actos reflejen su legado y sean organizados bajo sus propios términos.
Uno de los puntos que más controversia ha generado es su deseo de ser inhumado en el Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial, donde reposan los monarcas españoles. Sin embargo, este espacio está completo, lo que ha llevado a sus hijas, las infantas Elena y Cristina, a explorar otras posibilidades. Entre ellas, se ha planteado la opción de la Catedral de la Almudena o incluso la habilitación de un área dentro del Palacio Real.
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Juan Carlos I expresa sus deseos para cuando haya muerto
Pero más allá del lugar de su descanso eterno, Juan Carlos I ha dejado claro que su funeral debe seguir un protocolo específico. Desea recibir honores de Estado, similares a los otorgados a la reina Isabel II, aunque su abdicación complica este escenario. Lo más probable es que se le rindan honores militares bajo el título de Príncipe de Asturias, ya que dejó de ser tratado como rey tras su renuncia al trono.
Al margen de todo ello, uno de los aspectos más delicados de su despedida es su deseo de que la reina Letizia no esté presente en el velatorio familiar. La relación entre el emérito y la reina consorte nunca ha sido cordial.
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Juan Carlos I no quiere a Letizia en la despedida íntima de la familia
Con el paso de los años, las tensiones entre ambos se han hecho evidentes en distintos eventos públicos y decisiones internas de la Casa Real. Y aunque es inevitable que la esposa de Felipe VI acuda a los actos públicos por su posición institucional, el rey emérito no quiere que forme parte del sepelio privado. Para garantizar que su voluntad se cumpla, ha confiado esta tarea a su hija Elena, quien se ha convertido en su mayor aliada en los últimos años.
El vínculo entre Elena y su padre ha sido siempre fuerte. La infanta ha demostrado ser la más leal de sus hijos y la única que ha mantenido una relación constante con él tras su exilio en Abu Dabi. Por ello, Juan Carlos ha delegado en ella la responsabilidad de supervisar cada detalle de su despedida y asegurarse de que se respeten sus últimas voluntades, incluida la exclusión de Letizia del círculo íntimo que lo despedirá.