La infanta Elena se ha vuelto inseparable de Juan Carlos I, su padre siempre ha sido una de sus mayores prioridades. Fiel defensora de la monarquía juancarlista, una auténtica Borbón. Nunca ha estado de acuerdo con la abdicación del emérito ni mucho menos con su exilio a los Emiratos Árabes, cree que es una humillación inmerecida, y sabe que su hermano Felipe no está detrás de todo esto, la culpable es Letizia. Aún así ha estado mucho años sin hablar con el rey, aunque lloró en la proclamación del monarca, como se ha podido ver en las imágenes que han difundido estos días por el X aniversario.
Elena de Borbón siempre ha sido una mujer muy discreta si no fuese por las polémicas de sus hijos, una cada mes, que la ha situado de alguna manera y sin quererlo en el foco mediático. Froilán y Victoria Federica le han dado demasiados quebraderos de cabeza a lo largo de todos estos años. Por fin parece que los dos han sentado la cabeza.
La infanta Elena es como sus dos hijos, le encanta el baile
Se sabe muy poco de la infanta Elena. Estuvo casada con Jaime de Marichalar, pero en 2007 anunciaron su divorcio. Algo que hubiese sucedido mucho antes porque nunca se entendieron, la hermana de Felipe no soportaba los cambios de humor del exduque de Lugo. Sin embargo, Jaime sufrió un infarto, y Juan Carlos creyó que no era el momento de anunciar un divorcio. Desde entonces no se le ha conocido ninguna otra pareja pública. Ha preferido quedarse soltera, o por lo menos sin ataduras, ya que vive sola en compañía de su perro y de Victoria Federica.
La infanta Elena trabaja en la Fundación Mapfre, e ingresa unos 25.000 euros mensuales. Unos 300.000 euros anuales. Dinero suficiente para vivir tranquila y con todas las comodidades. Pero pocos conocen a la Elena más humana. La hermana de Cristina siempre ha sido tachada de una persona de pocos amigos, antipática y muy seria, poco abierta al humor, pero la verdad es muy distinta. Los que la conocen muy de cerca aseguran que es una mujer muy sencilla, alegre y divertida.
A la madre de Froilán y Victoria Federica le encanta el baile. Sale muy a menudo a ver musicales por la Gran Vía y a tomarse algo después de cenar por los locales de moda de la capital. Frecuenta mucho sitios en los que ofrecen espectáculos de flamenco. Ella siempre soñó con ser bailarina si no hubiese pertenecido a la Casa Real. Puede bailar toda la noche. Todos los fines de semana no falta a su cita, y los escoltas son los encargados de sacarla por la puerta de atrás para que no se sepa el lugar que frecuenta.