Letizia afronta una de sus peores semanas, y no solo por los difíciles meses que ha pasado con las declaraciones de Jaime del Burgo, sino porque sus hijas tampoco le están poniendo las cosas fáciles. Este domingo habló personalmente con Leonor muy enfadada por su comportamiento el pasado sábado. Mientras ella y Felipe tenían que fingir ser un matrimonio feliz y dieron una vuelta por el centro de Madrid, donde cenaron en una marisquería y fueron al cine, la princesa celebraba con sus amigos y compañeros del centro militar el fin del segundo cuatrimestre. Fue a cenar por el centro de Zaragoza y después cogió un taxi para irse a Babia, la discoteca más popular de este año en la capital aragonesa.
Leonor no quiso ninguna zona VIP, disfrutó con el resto de sus compañeros en la pista. Durante la primera hora bailó con unas gafas de sol, pero cuando se sintió cómoda se las quitó y todos la reconocieron. Los jóvenes que hacían fotografías a la princesa de forma indirecta no recibían ningún aviso de los escoltas, no podían controlar a todos. Estuvo bailando prácticamente hasta el cierre y bebió vodka. Lo curioso es que desvelaron que cuando salía a la puerta aprovechaba para fumar un cigarrillo electrónico, muy de moda entre los jóvenes. Letizia no sabía nada de esto, se siente muy decepcionada, aunque no tendría por qué, porque se parece mucho a la madre.
La infanta Sofía y Leonor se descontrolan, Letizia no puede más
Pero no es la única que vuelve a Zarzuela con una reprimenda esta Semana Santa, Leonor ya es mayor de edad y puede hacer lo que quiera, pero Sofía no. La infanta empieza a vivir este año con mayor libertad e independencia, era uno de sus deseos desde que su hermana le habló tan bien del famoso internado de Gales. Allí cursa ahora mismo primero de bachillerato internacional, pero es diferente a España. Todo es mucho más interactivo. No se estudia memorizando un libro.
La infanta Sofía también disfruta de su tiempo libre, especialmente los fines de semana. Aunque ella no puede irse a ninguna discoteca, si puede salir por los alrededores del internado. Hay un pueblo muy cercano al que todos los estudiantes van a dar una vuelta y compran alcohol en su tienda. Hacen botellón a las afueras del pueblo. Los vecinos de la zona están muy cansados y ya han puesto más de una queja a la institución. Sofía sale mucho con sus compañeros, a veces incluso falta a clase. Es una chica muy perezosa y se le pegan las sábanas, además no es muy buena estudiante, como su padre. Ya no queda nada de esa niña tan obediente.