Desde muy pequeña, la infanta Sofía ha estado rodeada por el interés mediático y los rumores que acechan a la Casa Real. Sin embargo, su infancia estuvo marcada por una inocencia propia de su edad, que a veces chocaba con la complejidad de su entorno familiar. Un episodio en particular llamó la atención: Sofía, con toda naturalidad, aseguraba en el colegio que tenía “dos papás”.
Durante sus primeros años, la vida de Sofía estuvo llena de figuras cercanas que ella percibía como parte de su círculo familiar. Entre ellas, destacaba Jaime del Burgo, un abogado con una conexión especial con la reina Letizia. Según diversas fuentes, Del Burgo no solo mantenía una relación con Telma Ortiz, la hermana de Letizia, sino que también era un visitante frecuente del Palacio de la Zarzuela. Su presencia constante en la vida de las infantas Leonor y Sofía habría generado un vínculo profundo entre ellos.
Jaime del Burgo estaba muy presente en el día a día de la familia real
De acuerdo con la periodista Maica Vasco, Leonor y Sofía llamaban a Jaime del Burgo "Tito", un apodo cariñoso que reflejaba su cercanía. Pero lo que más sorprendió a los allegados a Sofía fue su comentario habitual en el colegio: "Yo tengo dos papás". Estas desconcertaban tanto a sus compañeros como a los adultos, ya que en el ámbito público los reyes Felipe VI y Letizia aún proyectaban la imagen de un matrimonio unido.
La infanta Sofía veía a Jaime del Burgo como un segundo padre
La inocencia infantil llevó a Sofía a interpretar la relación de Del Burgo con su familia de una forma natural. Para una niña, la presencia constante de este hombre en su vida era suficiente para considerarlo una figura paterna, sin comprender las implicaciones reales de esta percepción. En ese momento, sus palabras no eran más que una expresión genuina de cómo entendía su entorno.
Este episodio, sin embargo, alimentó las especulaciones sobre la relación entre los reyes. Aunque Felipe y Letizia seguían apareciendo juntos en eventos oficiales y vacaciones familiares, surgieron dudas sobre la sinceridad de su matrimonio. Maica Vasco y otras voces cercanas a la Casa Real describen su relación como una “gran mentira”, sugiriendo que las apariencias públicas contrastaban con la realidad privada.