La infanta Sofía encara la recta final del primer año lejos de Zarzuela. El UWC de Gales, el internado elitista donde cursó el Bachillerato su hermana Leonor, se ha convertido en refugio inexpugnable para la hija menor de Letizia y Felipe. Se sabe muy poco de cómo le van las cosas a la infanta, que en un mes cumplirá 17 años, cuando menos de manera oficial. No hay imágenes, no hay informes ni comunicaciones del centro: todo lo que sabemos es a través del chafardeo incesante de cuentas de alumnos de la escuela, donde siempre pasan cosas. Hay actividades sin parar. También fiestas. Oficiales y extraoficiales, también. Sofía se despierta del letargo royal mezclándose con la plebe VIP internacional.

Acabamos de descubrir el nacimiento de una pasión por parte de la benjamina. No piensen en amores ni cuestiones sentimentales, nos referimos a una nueva habilidad. Bueno, de aquella manera, viendo los resultados, pero que en el caso que nos ocupa ya es destacable: hablamos de su vertiente como cocinera, como chef. Tengan en cuenta que es una adolescente criada a base de sopa de acelgas, quinoa y una dieta muy vigilada por las obsesiones maternas. Su conocimiento culinario es más bien pobre. En Gales, que no sería precisamente la meca de la gastronomía, ha podido liberarse del control de Letizia y ha visto un mundo nuevo de recetas para mojar pan. Literalmente: mucha salsa, queso fundido, cosas y más cosas en el plato. Festival. Letizia con mal de barriga, claro.

La Familia Real comiendo sopa de acelgas / EFE

Una de las cuentas mejor conectadas con lo que pasa en el interior de los muros de la escuela británica informa de la proeza conseguida por la Borbón el pasado domingo 17 de marzo. Como si quisiera contraprogramar el arroz asqueroso del rancho de Leonor con Felipe, ella se puso el delantal y preparó una serie de platos en un concurso interno del UWC. Tan buena fortuna tuvo que su equipo, compuesto por 9 miembros más de su residencia, resultó el ganador del certamen. "Deleitaron a los jueces", informan. Bravo. Ahora queda por saber una cosa: qué presentaron los competidores, porque si el menú de Sofía era el mejor, pues...

La infanta Sofía gana un concurso de cocina en el UWC / Instagram

Resulta ciertamente complicado identificar productos y técnicas de cocción en el material aportado para el análisis. Podemos estar todos de acuerdo, sin embargo, en la denominación de potingue. Mezclas de todo tipo y condición, colores sin sentido, texturas poco atractivas, sensación de sálvese quien pueda en los fogones. Hay un plato de raviolis, presuntamente, que ya ha provocado una protesta diplomática del gobierno italiano. Después una especie de pancakes con hummus, o lo que sea, capaz de provocar gastritis sin darle ni un bocado. També un proyecto de ensalada o de verduras al horno que ha acabado cubierto de queso hilado, como para disimular. Pues bien, todo este desbarajuste tuvo la consideración unánime del jurado, medalla de oro. Y después dicen que no hay privilegios. En fin. ¿La buena noticia? Que solo puede mejorar. Aun así, es más divertido que comer en Zarzuela. Eso sin discusión.

Las recetas de la infanta Sofía / Instagram
Las recetas de la infanta Sofía / Instagram
Las recetas de la infanta Sofía / Instagram