La familia real española atraviesa uno de sus momentos más delicados y difíciles debido al estado de salud de Juan Carlos I. Tras su exilio en Abu Dabi en 2020, la relación entre el rey emérito y su hijo, Felipe VI, se ha deteriorado cada vez más, y las tensiones familiares no han hecho más que crecer. Sin embargo, el deterioro físico de Juan Carlos, sumado a sus problemas de movilidad y su reciente estado crítico, ha puesto en primer plano la necesidad urgente de una reconciliación dentro de la familia real.
Juan Carlos I se enfrenta a una realidad médica devastadora, marcada por problemas de movilidad graves derivados de una caída sufrida en 2012 durante una caza en Botsuana. Desde entonces, ha pasado por una serie de intervenciones quirúrgicas, principalmente en sus piernas, pero las mejoras han sido mínimas. A pesar de sus esfuerzos con tratamientos de medicina regenerativa, la situación ha empeorado con el tiempo, y los médicos han señalado que es probable que en el futuro necesite una silla de ruedas permanentemente.
El declive del rey Juan Carlos I es imparable
Este panorama ha provocado una profunda depresión en el monarca, quien, además, vive los últimos días de su vida en una situación de soledad emocional. La infanta Elena y Cristina, preocupadas por el desgaste emocional de su padre, han insistido en que es imperativo que Felipe VI se acerque a él y haga las paces antes de que el tiempo se agote. Ambas han visto en primera persona su declive. La imagen que dio el emérito en su 87 cumpleaños fue especialmente preocupante. Dejado, mal vestido, mal peinado, con pérdidas de memoria... Y están convencidas de que su padre necesita encontrar algo de paz y serenidad antes de su partida, y que una reconciliación sincera entre padre e hijo podría ser el cierre que todos necesitan.
La infanta Elena y Cristina, con el corazón apesadumbrado, han sido las primeras en alzar la voz, pidiendo a su hermano, Felipe, que perdone a su padre antes de que sea demasiado tarde. Elena, la hija más cercana a Juan Carlos en términos de compromiso y apoyo emocional, ha sido siempre una defensora inquebrantable de su padre. No oculta su desacuerdo con las decisiones que llevaron al exilio de Juan Carlos, pero considera que la situación actual está más allá de los errores pasados. Elena cree que su padre ha sufrido una injusticia monumental y que la ruptura con Felipe no debería marcar sus últimos días.
Por otro lado, la infanta Cristina, aunque siempre más distante de los dramas familiares, también ha expresado su preocupación por el estado de salud de su padre. La gravedad de la situación ha suavizado sus puntos de vista, y aunque no es tan clara en su defensa del exilio del rey emérito, Cristina aboga por una última oportunidad de reconciliación. Ambas hermanas han viajado repetidamente a Abu Dabi, en un esfuerzo por apoyar a su padre en sus momentos más difíciles.