Al ritmo de La Macarena de Los del Río, comiendo jamoncito, cortando una tarta con su escudo de armas con una espada, con Froilán, Victoria Federica y las infantas pululando por allí, con un árbol de Navidad gigante, con una bandera rojigualda todavía más grande y con bronca en el vuelo de regreso, encontronazo entre la infanta Cristina y Vic con una azafata del avión. Así se puede resumir el pantagruélico autohomenaje que se ha montado el rey Juan Carlos en Abu Dhabi para celebrar su 86.º cumpleaños mientras en Madrid, Letizia está "hundida" según Pilar Eyre y con un matrimonio más en crisis que nunca que pende de un hilo después del escándalo Del Burgo. Y el emérito que se lo mira feliz en la distancia mientras le cantaban el "cumpleaños feliz".
Aunque el Borbón invitó a todo quisqui, fueron muchas las ausencias. Evidentemente, ni Felipe ni Letizia ni Leonor ni Sofía. Tampoco su querida mujer Sofía, ni algunos de sus nietos. No fueron los únicos. Según revela Pilar Eyre en Lecturas, muchos dieron excusas torpes como "No puedo, señor, tengo compromisos familiares”, “Lo siento, majestad, pero por reyes reservamos siempre en Gstaadt”, “Me gustaría, pero vienen mis nietos de Estados Unidos”, “Gracias, pero mi hija está a punto de dar a luz”, “Estoy en Perú y a mi edad es un desplazamiento demasiado largo”, “tengo covid”, “gripe A”, “neumonía” y así todo. Sanz Roldán, Abelló, Vargas Llosa, la viuda de González Byass, Bertín Osborne, editores, militares, el círculo próximo a Felipe González... todos iban cayendo de la lista.
Entre los que sí fueron, dos nombres que llaman la atención, por inesperados. Johanna Zott, la novia de Pablo Urdangarin, fue una de las que quiso estar al lado del yayo de su pareja. Protegida de la infanta Cristina, su presencia alegró al protagonista. Más sorprendente todavía fue otro de los invitados que se dejaron caer por Abu Dhabi. Y es que tal como corrobora El Mundo, "entre los habituales del círculo más cercano del Emérito, se coló algún que otro invitado sorpresa". ¿Quién? Ni más ni menos que Hugo Arévalo. El empresario que protagonizó aquello de un clavo saca otro clavo cuando Tamara Falcó rompió con su futuro marido Íñigo Onieva cuando se hicieron públicas fotos de él comiéndose a besos con otra chica en un festival de música. Después de aquella ruptura exprés, se perdonaron y se casaron. Pero como decíamos, en aquel intermedio, quién fue "el paño de lágrimas de Tamara Falcó" fue Arévalo.
Aunque había sido él quien le puso los cuernos a su prometida y futura mujer, Íñigo Onieva se puso como una moto cuando vio imágenes junto de Tamara con Hugo Arévalo. De hecho, vio como una traición lo que fuera que hubiera entre los dos. Estaba tan enfurecido que incluso trascendió un mensaje de Whatsapp que él mismo envió a un grupo de amigos donde también estaba Arévalo donde lo humillaba y le decía de todo: "Sucia rata. Te has declarado y has besado a la ex prometida del que se supone que era uno de tus íntimos amigos. Y, para coronarte, lo has hecho a tan solo un mes de dejarlo. Declarase a la ex de un amigo es algo que de por sí está prohibido dentro del código de hombres". Qué jeta el tal Onieva. ¿Lo que no está prohibido es ponerle los cuernos a tu pareja, no? Un sinvergüenza. Pues la sucia rata de Arévalo estaba tan feliz de la vida al lado de Juan Carlos. Por lo que se ve, los contactos del empresario están atentos a cualquier novedad, sea una separación fugaz de Tamara y Onieva o un cumpleaños de un Borbón a kilómetros de distancia.