El palacio de la Zarzuela, hogar habitual de la reina Sofía y su hermana Irene de Grecia, ha visto un aumento notable en su población en las últimas semanas. Después de años de residir solas en este emblemático lugar, la llegada de dos de los nietos de la reina emérita ha cambiado el panorama. Y no gusta a todos por igual.
La primera en llegar fue Irene. La única hija de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin decidió instalarse en palacio junto a su abuela y su tía, después de su retorno de Camboya, donde pasó cuatro meses como voluntaria. Ha preferido quedarse en Madrid en lugar de regresar a Ginebra con su madre.
Miguel sigue los pasos de Irene y se instala en Zarzuela
Ahora, es el turno de su hermano Miguel, como adelantó la revista Semana. El menor de los tres hijos varones de los exduques de Palma ha dejado Ginebra para unirse en Zarzuela a su hermana, la reina emérita Sofía y la tía ‘Pecu’, que es como se conoce a Irene de Grecia en sus círculos cercanos por lo peculiar que es. La razón de este traslado se debe a una lesión sufrida durante un curso para ser profesor de deporte. Según las fuentes, estuvo un tiempo recuperándose en Ginebra junto a su madre, la infanta Cristina, pero ahora ha decidido establecerse en Madrid y residir en Zarzuela. Ambos, Irene y Miguel, tienen la intención de permanecer allí hasta finales de verano.
Sin embargo, este puede ser solo el comienzo. Varias fuentes han afirmado que la infanta Cristina también planea instalarse en Zarzuela. Aprovechando la presencia de sus dos hijos allí, tiene la excusa perfecta para ayudar a su madre. No obstante, su estancia no será permanente. Siguiendo el ejemplo de Juan Carlos I, su principal mentor en estos asuntos, la infanta Cristina no quiere pagar impuestos en España, con lo que no le interesa quedarse demasiado tiempo en Madrid. Si pasa más de medio año en territorio español, le tocará dar explicaciones al fisco sobre sus ingresos. Y es por eso que irá yendo y viniendo de Ginebra.
La reina Letizia, de los nervios
Esta situación está generando aún más tensiones en el matrimonio real de Letizia y Felipe VI. Mientras que el rey no ve con malos ojos la instalación de su familia en el palacio, la reina Letizia desea fervientemente que Irene y todos los Urdangarin se marchen de Zarzuela. No los quiere cerca ni siquiera en pintura. Esta discrepancia de opiniones está aumentando las tensiones en el seno de la familia real, creando un ambiente de conflicto que desafía la armonía deseada en la residencia real.
Y ojo, porque hay más. La estancia de Irene provocará más visitas indeseadas por Letizia. Esta situación propiciará visitas más frecuentes de Victoria Federica, quien mantiene una excelente relación con Irene y con su abuela Sofía, a quien visita siempre que puede. Una Victoria que, como es sabido, tampoco mantiene buena relación con Letizia. Si la reina no quería caldo, ahora tendrá cuatro tazas. En cualquier caso, todo ello es una prueba de la pérdida de poder de Letizia en Zarzuela desde las revelaciones de Jaime del Burgo.