Hace un año que la Casa Real arrastra el segundo divorcio en de la familia. El rey tiene dos hermanas y las dos han fracasado estrepitosamente escogiendo a los maridos. Elena dejó caer a Jaime de Marichalar cuando vio cosas extrañas, ictus y cocaína, según recordó Hola, y Cristina ha dejado caer a Iñaki. O al revés: muchos opinan que fue el marido quien se dejó ver en el País Vasco francés hace un año con Ainhoa Armentia para empujar un divorcio que Cristina, ultracatólica y devota, no le concedería nunca. La infanta ha sabido siempre de las infidelidades de Iñaki, como las supo toda España durante la instrucción del caso Nóos y se filtraban mails de Iñaki citándose con sus amantes. Cristina, devota, perdonaba hasta que la foto de Iñaki abrazado a otra le impidió seguir casada. Hasta ahora, que sigue casada. Separados pero no divorciados, ¿por qué? Dos razones, la pensión e Irene.

Irene Urdangarin con el sue hermano Pablo GTRES

Irene Urdangarin es la única de los cuatro hijos de la pareja que es técnicamente menor de edad. Tiene 17 años, muy crecida, alta, elegante, catalana y sofisticada, residente en Ginebra, pero hasta el 6 de junio no será adulta. Y este tecnicismo obliga un acuerdo de divorcio a pasar por el filtro judicial. Como se acaba de ver con Shakira y Piqué, hace falta un acuerdo ratificado a los tribunales cuando hay hijos menores de edad. Y la infanta no quiere que los términos del acuerdo de divorcio se conozcan. Solución: esperar al 6 de junio para firmar los papeles ya sin el fastidio de tener que decidir quién se queda la custodia de Irene, que ya será adulta este verano. Lo dice el sentido común, los abogados y lo recoge Silvia Taulés en Vanitatis. Un digital que sabe mucho de la fortuna de Iñaki Urdangarin. La que acumuló engatusando empresas y políticos con Noos. Y la que ha exigido por su silencio: una pensión compensatoria a Cristina.

Iñaki Urdangarin GTRES

Por ley, todo matrimonio donde la ruptura suponga un desequilibrio económico a uno de los miembros respecto de su situación durante el matrimonio, tiene que ser compensado. Para simplificar, el cónyuge rico tiene que pasar una pensión al cónyuge pobre. Y en el caso Borbón, es Cristina quien tiene que pagar cada mes a Iñaki. Por ley y para asegurarse su silencio. Y Vanitatis dice que la solución la tiene edueño de la llave de la caja: el emérito:  "Juan Carlos I llamó a su hija, habló con ella muchas veces y finalmente, cuando se encontraron en agosto, la situación estaba al límite. El rey expatriado ayudó a la Infanta a ordenar su situación financiera para que su exmarido no se viera en condiciones penosas".  Un eufemismo para decir que el emérito abrió la cartera y pagó por el silencio de Iñaki.

Alumbra Cristina Iñaki Urdangarin en un hotel de Barcelona EP

Negro sobre blanco: "La finalidad del acuerdo de separación ha ido siempre dirigida a satisfacer a Urdangarin y evitar que hablara de la situación porque toda la información negativa que rodea a la familia real, es decir, Felipe y Letizia, les puede perjudicar. Y, en consecuencia, puede reducir las posibilidades de que el rey Juan Carlos vuelva a España".  Juan Carlos paga para poder volver. Lo revela un medio monárquico como Vanitatis, y otro todavía más monárquico, el diario ABC, publicó cuál es el precio del silencio de Iñaki Urdangarin: 5 mil euros cada mes. Puede parecer una cifra escandalosa pero en familias adineradas como los Borbones no es una cifra desorbitada. Con eso Iñaki vive bien, la infanta no paga nada y Juan Carlos, que es quien paga, obtiene lo que quiere: paz para volver. Si Iñaki habla a quien hundirá es a Juan Carlos. Por 60 mil euros el año, el silencio del cordero.