El universo royal español está abrazando la figura de Irene Urdangarin como la gran esperanza de los Borbones. La catalana de 17 años, hija pequeña de Cristina e Iñaki, está sorprendiendo en sus apariciones públicas: ha pegado un estirón monumental, tiene estilo, belleza, es discreta y, lo que es más importante, no tiene nada que ver con la otra sobrina de Felipe VI, Victoria Federica. Son el día y la noche. Irene vive en Ginebra con su madre. Allí está acabando sus estudios, alejada del ruido mediático propio de la realeza y de los problemas conyugales de sus padres. Alejada pero no ajena. Y aún menos imparcial.
Ahora que hace un año de la bomba que supusieron las fotos del vasco con Ainhoa Armentia paseando de la manita por una playa del País Vasco francés, el matrimonio (todavía no se han divorciado oficialmente) intenta rehacer sus vidas. Iñaki sigue con la vasca Armentia, Cristina continúa con el anillo de casada, se ha operado de los ojos y de una verruga y viaja más que antes del desastre. La cuestión del anillo parece simbólica, pero responde a las creencias de la hija de Juan Carlos y Sofía: hasta que no tengan los papeles de la disolución del matrimonio, ella sigue luciendo en su dedo anular el compromiso que adquirió en la Catedral de Barcelona en 1997. Irene ha estado vinculada al retraso del divorcio: decían que hasta que no cumpliera 18 años, el próximo mes de junio, no habría firma. Un extremo, sin embargo, que no ha sido contrastado y forma parte de los incesantes rumores que rodean la vida de los personajes.
La reacción de Irene Urdangarin al escándalo de faldas de su padre: cólera de la adolescente de 16 años
La reacción de Irene ante el estallido de este terremoto fue realmente furibunda: su ídolo había caído y había hecho daño a su madre. Pilar Eyre, como siempre, lo explicaba con precisión:"La vio sufrir día a día, ¡la vio llorar!, y eso fue muy duro para ella". Aquello despertó la cólera de la joven de 16 años en aquel momento, y que este miércoles 25 de enero de 2023 nos recuerda la revista Lecturas: hubo una "fuerte discusión" en Ginebra, cuando Iñaki viajó con urgencia para encontrarse con Cristina de Borbón. Cuesta mucho imaginarse a Irene enfadada, especialmente después de ver sus últimas apariciones públicas, como en el cumpleaños de su tía Elena o en el funeral de Constantino II en Grecia. Allí estuvo junto a sus hermanos, Juan, Pablo y Miguel. Ninguno de ellos conoce a la novia de Iñaki, como tampoco su abuela Claire Liebaert. Él no ha osado hacerlo, sabe que habría problemas; en cambio sí conoce a los dos de Ainhoa. Aparte de esto, se publicó que esta era una de las cláusulas impuestas por Cristina en el futuro acuerdo de divorcio: "Que no se acerque a mis hijos".
Iñaki estuvo a punto de perder el afecto de su hija preferida, Irene Urdangarin
Irene no tiene ningún interés en Ainhoa Armentia. Su aparición le arruinó la adolescencia: fue "la que peor se tomó las fotos de Iñaki y su amante. Se enfadó terriblemente con su padre", relataba Eyre. "Se negó a admitir cualquier explicación" de Iñaki, y ni siquiera la mediación de los hermanos solucionó el problema. Había mucho rencor, sobre todo porque padre e hija eran inseparables, su preferida. Según Pilar, Cristina consiguió que calmara su enfado propiciando encuentros y momentos de reconciliación: "Irene apenas le dirigía la palabra. Pero pronto el cariño se impuso al enfado y la hija perdonó al padre". Estuvo a punto de perderla para siempre, eso sí.
Irene, discreta, elegante, sorprendente... y con fuerte carácter. Siempre ganando puntos.