La infanta Cristina nunca quiso que Irene Urdangarin se marchase de Ginebra porque así lograba tenerla apartada del foco mediático. Ella sabía perfectamente que su hija no era tan modélica como hizo creer a la ciudadania. En septiembre se anunció que la benjamina de los Urdangarin no continuaría con sus estudios en la universidad de Lausana como estaba previsto y realizaría un voluntariado en Camboya siguiendo los pasos de su hermano Juan. Se dijo que quería tomarse un año sabático, pero realmente Irene no superó las pruebas de acceso del prestigioso centro. Y es que la joven no sacó buenas notas en su bachillerato internacional. Según fuentes cercanas, se vio afectada por el divorcio de sus padres.
Irene Urdangarin pasó unos meses en Madrid. En este año sin formarse iba a aprovechar para sacarse el carnet de conducir y aprender idiomas. Pero parece que lo que más hizo es salir de fiesta con Victoria Federica que le enseñó los locales de moda de la capital. Y allí es donde conoció a Juan Urquijo, su primera pareja oficial.
Irene Urdangarin enfada a la reina Sofía, llega a casa de madrugada
La idea de la infanta Cristina es que Irene entrase en la universidad de Lausana y continuase a su lado cuatro años más como mínimo. Creyó que se enamoraría en Suiza, pero finalmente ha sido en Madrid. Esto ha provocado que la benjamina de la familia también la abandone. La hija de Juan Carlos se ha quedado totalmente sola.
Irene Urdangarin ha vuelto a Zarzuela tras terminar el voluntariado en Camboya, y se espera que en septiembre se instale en Reino Unido con su hermano Juan, donde estudiará en la universidad, pero son solo rumores. Por ahora, la joven ha colmado la paciencia de Felipe y Letizia, pero también de la reina Sofía. El comportamiento no es el correcto para ser una invitada.
De jueves a domingo sale continuamente con su prima Victoria Federica y ambas llegan tarde a casa, normalmente de madrugada y en un tono avispado. A veces han tenido que ser acompañadas por el personal de seguridad y rescatarlas de situaciones bochornosas para evitar cualquier fotografía. La reina Sofía siempre perdona todo a sus nietos, pero en esta ocasión está muy enfadada con sus dos nietas. La despiertan de madrugada, sobresaltada, y la dejan muy preocupada. No le gusta verlas así, ni tampoco despertarse a las dos de la tarde como si no tuviesen nada que hacer.