La ruptura entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin dejó profundas cicatrices en su familia, y Irene Urdangarin, su hija menor, no ha sido la excepción. De hecho, la benjamina de la familia fue quien más sufrió con este episodio. Testigo del impacto emocional sufrido por su madre, Irene ha desarrollado una postura crítica hacia su padre y, particularmente, hacia Ainhoa Armentia, a quien considera el cerebro detrás de las maniobras financieras que han complicado aún más la situación.
Desde el inicio de la relación entre Iñaki y Ainhoa, Irene mostró su descontento. Las imágenes de su padre junto a su nueva pareja, publicadas mientras aún estaba casado con la infanta Cristina, marcaron un punto de quiebre. Para Irene, estas fotos no solo evidenciaron una traición, sino que simbolizaron el inicio del distanciamiento con su padre. Aunque en los últimos meses ha intentado reparar esa relación, la figura de Ainhoa sigue siendo un obstáculo insalvable.
Irene Urdangarin, molesta con su padre y más con Ainhoa Armentia
Irene está convencida de que Ainhoa ha jugado un papel crucial en las exigencias económicas que su padre ha planteado a la infanta. Según fuentes como Juan Luis Galiacho, Iñaki obtuvo dos millones de euros y una pensión mensual vitalicia que oscila entre 25.000 y 50.000 euros como parte del acuerdo de divorcio. Para Irene, este trato no fue únicamente una iniciativa de su padre; ella cree firmemente que Ainhoa fue quien lo alentó a adoptar esta postura.
La joven Urdangarin no se detiene ahí. Irene sospecha que las nuevas demandas económicas de su padre son cosa de Ainhoa. Recientemente, se ha filtrado que Iñaki Urdangarin habría realizado una nueva petición a la Casa Real, argumentando la necesidad de un aumento en los pagos para cubrir sus gastos. Aunque el exduque de Palma tiene una reputación conocida por su interés en mantener un nivel de vida elevado, Irene cree que Ainhoa está detrás de esta estrategia.
Irene Urdangarin sospecha que Ainhoa está detrás de las demandas de su padre
El impacto de estas tensiones también se refleja en las decisiones personales de Irene. La joven se tomó un año sabático en el que buscó estabilidad emocional después de fracasar en su formación académica. Este curso la joven retomó sus estudios en Oxford Brookes University, en el Reino Unido. Este cambio parece ser un intento de distanciarse de los conflictos familiares, pero las heridas emocionales siguen presentes. Irene ha dejado claro que, aunque está dispuesta a recibir visitas de su padre en Inglaterra, no acepta la presencia de Ainhoa.
Para Irene, la influencia de Ainhoa no solo ha contribuido a las dificultades económicas de su madre, sino que también ha deteriorado la imagen de su padre ante sus hijos. Estas percepciones han intensificado el resentimiento de Irene hacia la pareja de Iñaki, a quien considera la principal instigadora de la situación actual.