En los últimos años, Irene Urdangarin, la hija menor de la infanta Cristina y Iñaki Urdangarin, ha estado enfrentando problemas personales derivados, principalmente, de la separación de sus padres. Este cambio en su entorno familiar ha afectado profundamente su actitud y su rendimiento escolar. Desde entonces, Irene ha mostrado signos de desinterés por sus estudios, optando por centrar su atención en su vida social y en el disfrute de su tiempo libre. Esto la llevó a descuidar sus responsabilidades académicas y a rodearse de amistades cuestionables.
Durante su etapa en bachillerato, Irene sufrió una notable bajada en su rendimiento. A pesar de las dificultades, logró completar el bachillerato internacional con lo justo. Sin embargo, no consiguió cumplir uno de sus grandes objetivos: ingresar a la Ecolint, la universidad más prestigiosa de la región, ni aprobar las exigentes pruebas de acceso a la Universidad de Lausana. Este fracaso académico fue un golpe duro para Irene, quien había depositado grandes esperanzas en estos estudios.

Irene Urdangarin lleva tres años dando tumbos
Después de este revés, Irene decidió mudarse a Madrid, donde pasó un tiempo viviendo con su abuela, la reina Sofía, en el Palacio de la Zarzuela. Durante este tiempo, Irene tomó la decisión de hacer una pausa en su vida académica y se dedicó a realizar un año sabático, lo que incluyó un viaje a Camboya para llevar a cabo un voluntariado durante tres meses. Pero no fue suficiente para cambiar su rumbo de manera definitiva.
Al regresar de este periodo, Irene intentó retomar sus estudios y se matriculó en la Universidad de Oxford, donde comenzó a estudiar organización de eventos. Sin embargo, esta carrera tampoco está consiguiendo captar su interés ni motivarla lo suficiente. Aunque parecía que Irene había encontrado una nueva dirección, sus problemas de motivación y su falta de claridad sobre su futuro académico continúan siendo una preocupación para su familia.
Irene Urdangarin, como Juan, también va al psicólogo
A lo largo de todo este proceso, Irene ha recibido ayuda psicológica para hacer frente a sus problemas emocionales. La joven ha seguido los pasos de su hermano Juan. El joven ha sido una de las personas más influyentes en su vida. Fue Juan quien le recomendó y facilitó el voluntariado en Camboya. Y también quien le habló de las bondades de contar con ayuda profesional en los momentos más difíciles.

En estas sesiones, además de todos los problemas mencionados, también trata otro problema: una adicción a las compras compulsivas, especialmente a los bolsos de lujo. Su pasión por los artículos de alta gama ha llevado a la joven a gastar grandes cantidades de dinero, lo que ha generado preocupación en su entorno. Hay quienes creen que Irene ha adoptado esta peligrosa afición tras observar a su prima Victoria Federica, quien también es conocida por su interés por la moda. En algún momento, Irene incluso pensó en seguir los pasos de su prima y convertirse en influencer, pero esta idea nunca prosperó.