En los últimos años, Irene Urdangarin, la hija menor de la infanta Cristina, ha generado muchas preocupaciones dentro de la familia real debido a su comportamiento y sus problemas personales. La separación de sus padres, un suceso que fue un golpe fuerte para toda la familia, marcó un antes y un después en la vida de Irene. Desde entonces, ha experimentado dificultades emocionales que se han reflejado en su actitud y en su rendimiento escolar. La joven ha mostrado señales claras de rebeldía y falta de motivación, lo que no pasó desapercibido para quienes la rodean.

El impacto de la ruptura de sus padres fue inmediato. A medida que las tensiones familiares aumentaban, la joven empezó a descuidar sus estudios y a enfocarse más en su vida social que en su futuro académico. Los problemas en la escuela fueron evidentes, y la posibilidad de que Irene repitiera curso estuvo sobre la mesa durante un tiempo. Aunque, con esfuerzo, consiguió terminar el bachillerato internacional, no logró cumplir con las expectativas que se había planteado a sí misma al intentar ingresar a una de las universidades más prestigiosas, la universidad de Lausana.

Irene Urdangarin  / GTRES
Irene Urdangarin / GTRES

Irene Urdangarin no encuentra el rumbo

Tras el fracaso, Irene decidió mudarse a Madrid, donde pasó un tiempo viviendo con su abuela, la reina Sofía, en el Palacio de la Zarzuela. Sin embargo, las tensiones con la familia real no tardaron en surgir, y tras varios desacuerdos, se le pidió que abandonara el palacio. En busca de una nueva oportunidad, Irene se trasladó a Londres para estudiar organización de eventos en la universidad de Oxford. No obstante, parece que esta carrera no la motiva, y su interés por los estudios sigue siendo incierto. A pesar de que todo indicaba que Irene retomaba la buena dirección, Irene sigue teniendo comportamientos cuestionables.

Uno de los problemas más preocupantes es la frecuencia con la que Irene sale de noche y las amistades con las que se ha rodeado. Pero ahora ha surgido uno nuevo: su adicción a las compras compulsivas. Irene ha desarrollado una obsesión por la moda, con predilección especial por los bolsos de lujo, gastando grandes cantidades de dinero en artículos de alta gama que se suma a su colección personal.

Irene Urdangarin GTRES
Irene Urdangarin / GTRES

Adicta a la moda

Desde que alcanzó la mayoría de edad, la joven tiene acceso a una tarjeta de crédito generosa que le proporciona Juan Carlos, su abuelo. Este acceso ilimitado a dinero le ha permitido alimentar su adicción, algo que ha empezado a afectar su vida de manera más evidente.

La infanta Cristina ha expresado su preocupación por la situación. Incluso ha pedido a su hermano Juan Urdangarin que vigile más de cerca a su hermana, poniendo especial énfasis en que no deje de acudir a la psicóloga que lleva atendiéndola desde hace tiempo. Es del mismo equipo al que acude Juan desde hace años para tratar los problemas emocionales que arrastra desde la adolescencia.