Las infantas, o mejor dicho exinfantas Elena y Cristina de Borbón, son dos hermanas muy unidas. La relación, a pesar de todo lo que ha pasado en sus vidas, se mantiene fuerte y reman en la misma dirección en cuanto a la convulsa situación familiar. Pero también hay fisuras, claro. El elemento que las distancia son sus hijos. Elena es la madre de las ovejas negras de los jóvenes borbones, los mundialmente conocidos Froilán y Victoria Federica. Cristina tiene 4 más, los Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene. El mayor no se sabe a qué se dedica, el otro es deportista profesional, el tercero estudia y da la impresión que prosperará y la última, Irene, es un melón por abrir. A punto de cumplir 18 años, ha vivido muy protegida y parece interesada en el mundo de la frivolidad y las redes. Un gusto que ha hecho saltar las alarmas a su madre, que ha actuado urgentemente.

Los primitos siempre han mantenido contacto, no pasa como con Leonor y Sofía, apartadas sin miramientos del resto del clan para evitar contaminación y toxicidad. En Letizia se la ha criticado mucho por montar este cordón sanitario, pero no es la única que lo hace. Quizás no es un cordón y solo es un hilo muy delgado, pero a su manera la inminente exesposa de Iñaki Urdangarin maniobra para minimizar exposiciones perjudiciales. No hay que decir que los patógenos son Pipe y Vic, príncipes del desenfreno, el escándalo y la vergüenza. Según el entorno de Cristina, "no quiere que sus hijos estén en un foco mediático que conduzca a situaciones deleznables". Los aleja en la sombra, evitando que puedan sucumbir a la tentación. Pero mamá gallina Cristina hace pagar justos por pecadores.

Froilán y Victoria Federica / GTRES

Irene Urdangarin castigada sin viaje de final de curso a Mykonos para evitar escándalos

Irene Urdangarin ha recibido por adelantado un regalo de cumpleaños y mayoría de edad envenenado. Pésimo. Un castigo: quedarse sin viaje de fin de curso a la isla griega de Mykonos. Sus compañeros de Ecolint, la escuela de Ginebra donde ha cursado sus estudios, están quemando la noche de este paraíso de la juerga y el lujo y ella, pobrecita, cerradas en casa y con una mala leche de narices. Irene tiene carácter y este golpe no se lo esperaba, menos viniendo de su madre a la que ha apoyado de manera insobornable. Pero claro, Cristina no puede dejar de mirar lo que pasa en la casa Marichalar e imaginarse vídeos, fotos y titulares de prensa en los que la benjamina quede expuesta en situaciones comprometidas, que se marcará un Froilán o un Victoria en pleno desfase. No, hija, no. Tú te quedas en casa. La furia es comprensible.

Irene Urdangarin / Europa Press

Froilán y Victoria Federica cortan las alas de sus primos Urdangarin

Monarquía Confidencial amplía la magnitud del miedo de Cristina: "Los quiere lejos de la mala educación, de las malas notas en los colegios, y de las innumerables fiestas de las que han sido partícipes sus primos". Una meta que ya quedó clara cuando se enfadó con Pablo Urdangarin cuando empezaron a salirle relaciones amorosas debajo de las piedras, dibujando un perfil similar al de su padre y abuelo. La infanta tiene fobia al escándalo, ha tenido bastante con la corrupción, el juicio, la prisión, la infidelidad y un divorcio interminable. Tener bajo su ala a un clon de los tarambanas Marichalar sería demasiado. Por eso "está pendiente en todo momento de desligar a sus hijos de la mala imagen pública que han adquirido sus sobrinos".

Alumbra Cristina / GTRES

Veremos cómo encaja el sopapo Irene, que ya no es una niña y no quiere que la traten como tal