El verano pasado, Irene Urdangarin intentó ingresar en una prestigiosa universidad suiza de Lausana para estudiar hostelería, una meta que finalmente no pudo alcanzar. Las complicaciones que enfrentó durante el Bachillerato, sumadas a las tensiones familiares tras el divorcio de sus padres, hicieron difícil que lograra superar las pruebas de acceso a la Escuela Internacional de Ginebra (Ecolint), un centro educativo de renombre que exige altos estándares.
Al no poder matricularse, decidió tomarse un año sabático. Pasó buena parte de este tiempo en Zarzuela, con todos los gastos cubiertos, sin exigencias de estudio o trabajo. Su única ocupación fue un breve período de voluntariado en Camboya, una actividad que, según su entorno, fue meramente anecdótica y no reflejó un cambio en su actitud hacia el trabajo o el estudio.
Irene Urdangarin vuelve a estudiar, aunque no le hace falta
Ahora, tras este tiempo de descanso y bajo la presión de sus padres, Irene ha dado un giro y se ha trasladado al Reino Unido para reanudar sus estudios. Se ha inscrito en Oxford Brookes University, una institución académica de reconocido prestigio en el campus de Headington, ubicado al este de Oxford. Este nuevo paso no es precisamente económico, dado que estudiar en un centro como este implica gastos elevados.
Sin embargo, esto no es un problema para Irene: cuenta con un sólido respaldo financiero por parte de su madre, la infanta Cristina, y su abuelo Juan Carlos I, quien ha financiado muchos de los "caprichos" de sus nietos, aunque, notablemente, ha mantenido a Leonor y Sofía al margen, debido a las preferencias de la reina Letizia de distanciar a sus hijas de las finanzas dudosas del emérito.
Irene Urdangarin tiene la vida solucionada
Además, Irene posee cuentas en Suiza que suman un capital importante, una suma que aparentemente fue transferida a nombre de cada uno de los nietos del rey Juan Carlos I, con excepción de las hijas de Felipe VI. Estos fondos, administrados con discreción en el contexto bancario suizo, aseguran que Irene tenga una independencia económica considerable.
Gracias a este respaldo, la presión de trabajar o estudiar para mantener un buen nivel de vida es prácticamente nula. Este apoyo monetario no solo le proporciona un "colchón" financiero, sino que también explica, según algunas fuentes cercanas a la familia, la falta de motivación de Irene hacia proyectos personales o metas académicas, ya que su estabilidad económica está asegurada.