La infanta Cristina paga 6000 euros mensuales a su exmarido Iñaki Urdangarin por dos razones: porque la ley la obliga y porque le conviene. En todos los divorcios hay una obligación legal: si un cónyuge sale perdiendo económicamente respeto a cómo vivía cuando estaba casado, tiene que recibir una pensión mensual de su ex más rico que él. Acostumbraba a ser el marido pagando a la exmujer pero en pleno s. XXI puede ser como la infanta: ella es inmensamente rica, cobra 400 mil euros anuales de la Fundación Aga Khan y su padre Juan Carlos tiene una fortuna multimillonaria oculta en paraísos fiscales. Queda claro que la ley obliga a la infanta a pagar a Urdangarin, que dice que es pobre. Pero es que encima, le conviene. Como reveló Pilar Eyre una editorial extranjera ha ofrecido 2 millones a Iñaki por un libro de memorias como el del Príncipe Harry, donde destroce a la Familia Real. Para que calle Iñaki se lleva 6 mil euros mensuales. Todos para él, su única hija menor de edad, Irene de 17 años, vive a cargo de su madre.
En Blau ya explicó que Juan Urdangarin, el hermano mayor que acompaña a la pequeña en la foto, es un zángano, ni estudia ni trabaja, literalmente "No se sabe a qué se dedica" y aparece en las fotos de los paparazzis fumando porros o cigarrillos de liar en bancos y terrazas de la calle. Un pieza. Ahora Vanitatis revela que la niña también les ha salido holgazana. Los del medio son normales, Miguel está en Londres estudiando y Pablo juega en el Barça con un sueldo, pero Irene como Juan: a vivir del abuelo. El digital escribe "Hace unos meses, unos amigos de la infanta Cristina le preguntaron a Irene Urdangarin, en presencia de su madre, a qué quería dedicarse. Y ella, resuelta y decidida, mostró su querencia por la moda y las redes sociales (sic), como su prima Victoria Federica. Varios de los presentes rieron. Incluso Cristina, aunque después intentó aclarar la respuesta con su hija. Irene hace tiempo que “ha bajado su rendimiento académico” y la posibilidad de dedicarse a la moda “le ronda la cabeza”. La mala influencia de la nini victoria Federica, de fiesta en fiesta, de photocall en photocall sin trabajar de nada. Viviendo del apellido Borbón. Parasitando el apellido Borbón.
"La infanta Cristina no estaría demasiado feliz con esta posibilidad. Irene y su prima Victoria de Marichalar son muy amigas y las historias de la primera podrían haber sido una inspiración la pequeña Urdangarin y esa posibilidad de dedicarse a la moda (sic)". Aclaración: dedicarse a la moda es diseñar ropa, estudiar patronazgo, hacer una carrera y competir con firmas de moda. Lo que quiere Irene es abrir un Instagram y que la inviten a fiestas. Es ofensivo para los que trabajan en el sector decir que "trabajara". Cristina ha impuesto a su hija holgazana y catalana un castigo: visitar mucho menos Barcleona, donde conserva un grupo compartido con su prima.
"A Cristina le gustaría volver a vivir en España, en Barcelona si pudiera ser, pero mientras Irene NO se centre, se quedará en Ginebra". Una hija descentrada, que no quiere estudiar, que saca malas notas a los 17 años y que espera como agua de mayo que llegue junio para ser mayor de edad y huir a Barcelona cada vez que le dé la gana. A la infanta Cristina le quedan 4 meses para atar a la chica a la aburrida Suiza. En junio, Irene Urdangarin será adulta y libre para exhibir su Instagram abierto y su estilismo en las alfombras rojas de Barcelona y Madrid. Otro zángano en Zarzuela. O tienen muy mala suerte o es genético.