La vida de Irene Urdangarin, la hija menor de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, ha estado bajo el escrutinio público desde que se mudó a Madrid, especialmente por su relación con Juan Urquijo, primo suyo por parte de las familias emparentadas. Recientemente, ambos fueron captados por fotógrafos en unas imágenes que ocuparon la portada de Diez Minutos. Estas fotos muestran a la pareja en una muestra pública de cariño, besándose apasionadamente en plena calle.
Estas muestras de afecto entre Irene y Juan, obviamente, no ha gustado en la casa real. Ni a los reyes Felipe VI y Letizia, ni a los altos cargos de Zarzuela, les gusta que nadie del círculo cercano de la casa real protagonice este tipo de numeritos en público. Suficiente han tenido con personajes como Froilán o Victoria Federica. Esta última se dejó ver besándose con una chica, algo normal en la sociedad actual, pero molesto para la clase conservadora de la monarquía.
Las fotos de Irene Urdangarin y Juan Urquijo hacen saltar las alarmas en Zarzuela
Tanto los reyes como los altos cargos de Zarzuela prefieren mantener un perfil discreto y conservador entre los miembros de la familia real. Y es que este tipo de escenas públicas contrasta con las expectativas de comportamiento que se esperan de los descendientes cercanos a la corona española.
Particularmente incómoda con estas demostraciones públicas de afecto es la reina Sofía, conocida por sus valores tradicionales y conservadores. Como resultado, se ha enviado un claro mensaje a Irene Urdangarin: se espera que mantenga cierta discreción, especialmente cuando se encuentre en residencias reales como Zarzuela o Marivent.
Advertencia a Irene Urdangarin sobre sus comportamientos con Juan Urquijo en privado
Una de las reglas más destacadas que se le ha impuesto a Irene es que, al igual que otros nietos de la reina emérita, tiene prohibido compartir la cama o la habitación con Juan mientras estén en los aposentos de la ex monarca. Esta directriz interna subraya la importancia que se da a la imagen pública y a la tradición dentro de la monarquía española.
A pesar de las advertencias y las restricciones, Irene y Juan continúan mostrando su cariño en público, desafiando sutilmente las expectativas establecidas por la Casa Real. Su relación parece seguir adelante a pesar de las presiones externas, lo que demuestra su determinación para vivir su amor a su manera, aunque esto signifique navegar por aguas turbulentas en el contexto de la realeza española.