Es sabido que Juan Carlos y Sofía no se casaron por amor. Fue un matrimonio de conveniencia. De hecho, se dice que limitaron sus relaciones íntimas a buscar un hijo varón. Pero, claro, eran otros tiempos. El divorcio no estaba bien visto, y menos en las monarquías.
La reina Sofía lo intentó en alguna ocasión. Por ejemplo, cuando la emérita descubrió la primera infidelidad de su esposo, no se quedó de brazos cruzados. Agarró a los niños, hizo las maletas y se fue a la India, donde estaba exiliada la reina Federica. Pero allí, la madre de Sofía le dijo que volviera a Madrid con el padre de sus hijos, porque un divorcio sería un escándalo para la corona. Además, se quedaría con una mano delante y otra detrás. Sofía tuvo bajar la cabeza y aguantar la humillación pública si quería mantener la vida que ostentaba entonces y disfrutar de sus hijos.
Sofía intentó vengarse de algunas de las amantes de Juan Carlos
A lo largo de todos estos años, Sofía se ha sentido completamente sola, traicionada y humillada. Casi toda la familia le dio la espalda, menos su querida hermana, Irene de Grecia, con quien vive en Zarzuela, pero en otro pabellón.
La periodista Pilar Eyre siempre aseguró que Sofía no le tiene ni pizca de cariño al emérito. Esa sonrisa que muestra en las fotos junto a él se apaga cuando están solos y cada uno va por su lado. El golpe más duro fue la relación extramatrimonial de Juan Carlos con Corinna Larsen. Se dice que Sofía, impulsada por los celos, la ira y la venganza, movió hilos para que el hijo de Corinna no fuera admitido en un prestigioso colegio inglés donde ella tenía contactos. Pero las familias inglesas le hicieron el vacío.
Isabel Preysler, en la lista de sospechosas
Pero Corinna no es la única amante de Juan Carlos de la que Sofía ha intentado vengarse. Primero, las identificaba, tenía que estar segura, y para eso usaba a Sabino, su confidente. “La reina no sabía si eran varias amantes o solo una”. Preguntaba: “’¿Es Bárbara?’”. Y sabía leer en la expresión del jefe de la Casa como en un libro abierto. “¡Siempre acertaba!”, escribió Eyre.
Sofía estaba al tanto de todo, aunque a veces solo fueran sospechas sin confirmarse. Si alguien tenía fama de ser "devoradora de hombres", iba a parar a su lista negra. Y en esa lista figuraban rostros conocidos como Isabel Preysler o Tita Cervera, con quienes Sofía no guarda precisamente buena relación. “A veces eran simples sospechas, o que las señoras eran muy guapas, o tenían fama de devoradoras de hombres… A Isabel Preysler, a Tita Cervera, a Marta Chávarri”. Y cada vez que se topaba con la madre de Tamara Falcó o alguna otra sospechosa, las trataba con frialdad.