Jaime del Burgo se ha disfrazado de Papá Noel y ha dejado un puñado de regalos a su exfamilia política... y sentimental. Obsequios en forma de tuits en redes sociales, especialidad de la casa. Es su respuesta al anuncio del especial sobre salud mental en el que Letizia será la estrella invitada del dúo de humoristas Gomaespuma. Se ha pasado la noche y parte de la madrugada desembuchando y reconstruyendo su polémica cuenta de X, de donde surgen y desaparecen los contenidos por arte de magia. Ha recuperado los elementos más llamativos, como la foto de la reina embarazada, con la famosa pashmina y el mensaje amoroso que, asegura, le envió Letizia por SMS. También la cronología de su romance o la anécdota de la tumbona en Zarzuela. La declaración de intenciones es innegable.
Jaime sabe que, finalmente, ha hecho diana. A pesar del enorme impacto de la famosa instantánea, "24 millones de visualizaciones", había quien se resistía. Tras semanas de omertà, los medios generalistas y más poderosos empiezan a mover ficha. Ya no es cosa solo de cuatro atrevidos que se hacen eco de su historia y relato, cronistas tan importantes como Pilar Eyre se mojan e incluso el diario 'El País' lo menciona expresamente. Es un triunfo. Que la revista 'París Match' también haya tocado la cuestión es otra medalla. Ahora bien, el equivalente francés de '¡Hola'! se ha puesto bravo con Jaime: Me dio hasta las 8 de la tarde del sábado para responder a sus preguntas, tono chulesco, desafiante, les mandé decir que ese email suyo aquí lo verían millones de personas, su revista, ¿cuántos?" Todo esto para reconocer que "fue una equivocación eliminar mis posts. Por eso he querido hoy recuperar los más importantes. ¿El silencio de la prensa española? Demuestra que España es un sultanato. Pero puestos a pensar y viendo los lectores reales (no robots), y de esto algo entiendo después de doce años, uno se pregunta: ¿Qué prensa?"
La relación y el tratamiento periodístico del escándalo monopoliza la nueva batería de textos del hijo del expresidente de Navarra. Hace una revelación interesante: "A los medios que me han ofrecido dinero por hablar, que su unos cuantos, lo que os he respondido con mi silencio: iros al carajo". 3 palabras que también va dirigidas a la Casa Real, a Letizia y a Felipe. A la reina y examante, incluso, la amenaza: "¿Chantaje? La verdad la publicaré, le pese a quien le pese". Que se preparen en Zarzuela, porque parece que esto es tan solo el comienzo de la pesadilla real.
Jaime, sobre sus motivaciones para detonar la bomba atómica: "¿Política? ¡Si no voto hace 25 años porque no me creo a ninguno! Los problemas estructurales de España siguen ahí cuarenta años después, esté quien esté. ¿Rencor? No soy capaz de sentirlo. Tampoco odio. No recuerdo haber odiado a nadie a lo largo de mi vida. Si los dejas entrar, nunca serás feliz. Tampoco debemos buscar respuestas racionales a lo que son sentimientos o aflicciones que tienen que ver con la infancia y los primeros años de nuestra juventud. Lo que necesito es soltar lastre, poner punto final a un capítulo largo y sacar conclusiones que nos ayuden a mejorar. Y para ello hay que relatar los errores, propios y ajenos. Porque de los errores se aprende". La novela mejora por momentos. Porque la realidad supera la ficción, básicamente.