Letizia se ha enfrentado a uno de los peores episodios de su vida sin esperarlo. Ella se vengó de los Borbón pero parece que ahora es otra persona la que se habría vengado de ella. A finales de 2023, Jaime del Burgo reapareció en su vida como un fantasma del pasado con las claras intenciones de acabar con la corona. El abogado quería destrozar a Felipe VI, Juan Carlos I y a Leonor, la reina era un daño colateral, pero nunca le ha hecho daño, de hecho aún le sigue teniendo un cierto cariño.
Según Jaime del Burgo, Letizia fue infiel a Felipe VI con él durante varios años. Una relación que se dio a conocer en 2012, cuando los monarcas vivieron una gran crisis. Se hablaba de un posible divorcio, pero finalmente optaron por continuar adelante, aunque se ha dicho que cesaron la convivencia siguiendo el ejemplo de Juan Carlos I y Sofía, y cada uno haría su vida por separado.
Juan Carlos I no quería que Letizia formase parte de la corona ni de su familia, sabía que iba a provocar muchos escándalos. De hecho, el emérito pidió al CNI que la investigasen, y a raíz de ello tuvo que ocultar mucha información, especialmente de su juventud. Letizia no era de sangre azul y se comportó como cualquier plebeya, sin esperar que un día sería la reina de España.
Desde una edad temprana, mostró un carácter independiente y un espíritu aventurero. Durante su adolescencia, se enamoró de su profesor de secundaria, con quien eventualmente contrajo matrimonio. Su paso por la universidad y sus experiencias en el extranjero, que incluyeron un programa Erasmus y la obtención de un máster fuera de España, fueron etapas de descubrimiento y experiencias intensas.
Alcohol, fiestas y mucho tabaco en México
Letizia disfrutaba de la vida nocturna y salía de fiesta cada noche, aunque jamás descuidaba sus responsabilidades laborales. Durante su estancia en Guadalajara, México, adoptó un estilo de vida sencillo, utilizando el transporte público y sumergiéndose en la cultura local. Su amiga Sara recuerda cómo compartían noches de baile hasta el amanecer, con Letizia mostrando una especial preferencia por el tequila y el vino tinto. A pesar de su amor por la diversión, lograba equilibrar sus compromisos académicos y profesionales. No obstante, una noche de excesos terminó en un episodio de coma etílico, lo que alarmó a su círculo cercano.
Durante los veranos en la Costa Brava, España, vivió nuevas experiencias, practicando el nudismo y haciendo autostop, reflejando una personalidad libre y despreocupada. Su estancia en México también estuvo marcada por episodios de rebeldía, como la venta de tabaco de contrabando, que evidenciaban su carácter bohemio y desenfadado en aquella etapa de su vida.
El punto de inflexión llegó con Jaime del Burgo, un abogado que influyó significativamente en su camino, alejándola de los excesos. Del Burgo, quien anteriormente había mantenido una relación con su hermana, Telma Ortiz, le mostró una vida más ordenada, ayudándola a dejar atrás hábitos como el alcohol y el tabaco, aunque estos, ocasionalmente, siguen presentes en su vida privada. Esta transformación refleja la evolución de Letizia, desde una juventud marcada por la aventura hasta su papel actual como reina de España, donde la responsabilidad y la solemnidad han dejado en segundo plano su pasado lleno de vivencias intensas.