Jaime del Burgo y Jaime Peñafiel no callarán. La estrategia de Felipe es clara: Peñafiel silenciado fuera de El Mundo y Del Burgo estigmatizado como loco, enfermo terminal o vengativo. Eso no hará que callen ni que dejen de aportar revelaciones sobre la vida íntima, sentimental y económica de los actuales reyes de España. Peñafiel ha revelado a Semana que a él no lo echaron sino que se marchó después de que otro articulista del diario El Mundo lo pusiera a parir: "Se ha publicado que ha sido un superior, pero no, he sido yo. Ha sido todo en raíz de las declaraciones sobre Letizia y el libro". Todo aclarado, no lo despiden sino que se va Peñafiel porque su diario le censura las informaciones sobre la relación extramatrimonial de la reina y el cuñado. Del Burgo tampoco calla y esta noche de lunes a martes ha decidido colgar 11 posts en Instagram. No es el comportamiento de un Instagramer sino de alguien que no puede comunicarse de ninguna otra manera y tiene mucho que decir. 11 fotos como 11 bombas. Las dos mejores, las que dan más miedo a Zarzuela, son estas:
Del Burgo mirando fijamente la corona de Isabel la Católica: "La corona es del pueblo, solo a él le pertenece". Oscuridad, mirada inquietante y declaración de principios, la Corona no es de Felipe, es de los españoles. Del Burgo es profundamente monárquico pero de la monarquía antigua, la de los Trastámara, la que unificó España casándose con Fernando el Católico. Detesta a la dinastía actual, la Borbón, a los que conoce personalmente y los califica literalmente de ladrones, corruptos y puteros. La segunda foto también da miedo a Zarzuela, se hace eco de un artículo del diario La Rioja: "El Rey nombra al diplomático Camilo Villarino, que fue investigado por 'es caso Gali', como jefe de su Casa". El nuevo jefe de la Casa del Rey como el último que tuvo Juan Carlos: imputado. Spottorno fue condenado por corrupto. Villarino vio archivado su caso por la entrada en España del líder del Frente Polisario. Pero Del Burgo ya lo zurra: "Bad news", en inglés para difundir al mundo que Felipe escoge a alguien con sombras de sospecha en su gestión pública, "Malas noticias", dice Del Burgo. Ataca frontalmente a Felipe por genéticamente incapaz de tomar las dos únicas decisiones que se le exigen: escoger a su jefe de Casa del Rey y escoger a su mujer. Las dos, nefastas.
Del Burgo cuelga una foto de él de niño recibiendo dos regalos por Reyes (reyes precisamente), un Quimicefa, predestinándolo en su condición de investigador, y un tebeo de El Jabato, luchador contra las injusticias. Se siente destinado a luchar contra la monarquía corrupta. Y el resto de fotos son como jugar al pasatiempo cada mañana, cada foto dice alguna cosa, como este encriptador de mensajes que va dirigido a sus mensajes con Letizia: "No sabrán qué nos decimos. Y probarás lo que dijiste". Es un mensaje a la reina y a Camilo Villarino, a quien algunos presionan para denunciar a Del Burgo en los tribunales en nombre de Casa Real: si lo denuncian Del Burgo guarda todas las pruebas, encriptadas o no, y demostrará lo que ha dicho.
El resto son fotos de sus manías: que el partido UCD donde militaba su padre antes del PP era el partido bueno, una placa en un parque que dice que los amigos andan juntos al lado, ni delante ni detrás, una foto aterrizando en una ciudad de noche, el escudo de Navarra en el Palacio de Fontainebleau, sede histórica de los reyes de Francia, un ingenio informático donde guardar datos sin ser espiado, su manía de los últimos tiempos, un proyecto arquitectónico de viviendas con placas solares y fotos con su hija cuando era un bebé: "Padre e hija". Queda claro que tiene dos hijas, Ulla y Liv. No son suyas, a pesar de los rumores, Leonor y Sofía. Del Burgo sigue atemorizando a Zarzuela.