Jaime del Burgo no se calla. A principios de diciembre escribió unos mensajes en los que revelaba una supuesta infidelidad de Letizia a Felipe con él. Los eliminó en unas horas. Se le acusó de mentiroso. Incluso algunos creyeron que recibió amenazas por parte de Casa Real. Pero esta semana ha querido demostrar que todo eso es mentira. El abogado recuperó los mensajes y además aportó nuevos datos a esta supuesta relación. En un mensaje aporta la cronología de su historia de amor y amistad. Según su cronología, de 2002 a 2004 mantuvieron una relación amorosa, rompieron antes de la boda real. A partir de ese momento fueron amigos y confidentes hasta 2010, de ese último año hasta 2011 vivieron una relación amorosa intensa y duradera en el más absoluto secreto. Se convirtieron en cuñados en 2012. Sin embargo, se cree que se casó con Telma Ortiz para mantenerse cerca de Letizia, su gran amor.
El abogado y la entonces princesa se veían en secreto. Letizia se había dado cuenta que la monarquía no era para ella. Se enamoró de Felipe en aquel momento y le pudo la ambición de convertirse en la mujer más poderosa del país, pero no pertenecía a ese mundo. Quería salir de él pero poco tardó en encontrarse presa. Jaime del Burgo era su única salvación. Era la única persona conocedora de sus intenciones de huída. Quería irse muy lejos, con sus hijas, y Jaime prometió acompañarla. Sin embargo, era difícil hacerlo con Leonor y Sofía, ya que según las cláusulas matrimoniales vivirían siempre en Zarzuela con el rey.
Letizia y Jaime del Burgo se veían en secreto en Barcelona, en un apartamento en Madrid y en los viajes internacionales. Aprovechaban cualquier momento para estar juntos. Pero también aprovechaban los momentos en los que Felipe VI no estaba en casa por compromisos institucionales y él entraba en Zarzuela sin ser visto. La reina se inventaba cualquier historia y le colaba en casa sin sospechar nada.
Jaime del Burgo aprovechaba las ausencias de Felipe para entrar en Zarzuela
"Estaba en Londres. “¿Qué haces este fin de semana?”. “Trabajar”. “¿Vienes a verme?” Me quedé a pasar el fin de semana en Zarzuela. Era julio de 2010. Tumbados en la misma hamaca, bajo el porche de la piscina, me dijo “te amo” y le respondí “te amo”. (La última vez que nos lo dijimos fue el 20 de mayo de 2004, en El Latigazo, un restaurante próximo a Zarzuela). Aquel instante, en la hamaca, fue uno de esos en que la vida da un vuelco. Esa misma noche continuó nuestra relación amorosa, interrumpida años antes, porque el amor siempre estuvo desde nuestro primer viaje a Venecia en 2002. Viajamos a Cabo Verde, a Grecia en crucero, a los Estados Unidos, a la campiña en Inglaterra, a la Provenza en Francia, hasta finales de 2014. Venía a Londres, yo a Madrid. Durante año y medio pensamos y dimos pasos adelante con el objetivo de ser libres, tratamos de la cuestión del divorcio, de las niñas, buscamos asesoramiento jurídico, miramos juntos una casa en la Florida que lindaba con Zarzuela donde vivir las etapas que estuviéramos en España, consideramos Nueva York como la mejor opción de residencia permanente, la idea de que tuviéramos un hijo nuestro por vientre subrogado en Los Angeles me la propuso estando en La Terre Blanch. Pusimos un nido en la calle Miguel Ángel. La discusión a la que se refiere Peñafiel en agosto de 2011 fue la única que hemos tenido. Estábamos en Marivent. Ella besó a Felipe en las regatas y salió en las portadas. “¿Qué es esto?”, le pregunté. “Lo he tenido que hacer para protegernos”. Y yo la creí”, reveló en uno de sus mensajes.
Jaime del Burgo y Letizia pasaban horas en la habitación de los reyes en el pabellón del príncipe. De esta forma evitaban ser vistos.