Telma Ortiz y Jaime del Burgo sostuvieron una relación sentimental desde 2012 hasta 2018, formalizándose con una boda secreta en el período de 2016 a 2018. Este enlace se llevó a cabo en completa confidencialidad, con la presencia exclusiva de la pareja y dos testigos, manteniéndose completamente ajeno a la conocimiento de Letizia, la reina. La dinámica de su relación resultó inusual, ya que Jaime desarrolló sentimientos hacia Telma justo cuando se reveló la infidelidad de la reina a su esposo Felipe. A pesar de este complicado contexto, continuó al lado de Letizia, generando una situación compleja.
Hasta hace apenas dos meses, la razón detrás de la crisis matrimonial de los reyes era desconocida, con la creencia generalizada de que se debía a las acciones de Juan Carlos o al caso Nóos, que involucraba a Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina. No obstante, según las revelaciones recientes de Pilar Eyre, la relación entre Telma y Jaime del Burgo podría haber sido una farsa, diseñada por Letizia y el abogado para ocultar sus encuentros amorosos. Aparentemente, la reina solicitó a su hermana que simulara ser la pareja de Jaime, permitiéndoles encontrarse con total discreción y evitar cualquier sospecha pública.
Letizia y Jaime del Burgo utilizaron a Telma Ortiz para verse en secreto
La peculiaridad de la relación se evidencia aún más en la logística de sus encuentros. A pesar de residir en Suiza y Estados Unidos, Jaime del Burgo prefería hospedarse en el Hotel Arts de Barcelona en lugar de compartir su residencia en Sarriá con Telma. Esta estrategia, ideada por Letizia, le permitía a la pareja mantener su relación de manera clandestina. La reina viajaba a Barcelona bajo el pretexto de visitar a su hermana, pero en realidad se infiltraba en el Hotel Arts para encontrarse con su amante.
Lo mismo sucedía en Estados Unidos, donde aprovechaban viajes internacionales para encontrarse sin despertar sospechas. Durante un período en el que Telma residía allí, Letizia utilizó una semana para visitarla, manteniendo la relación con Jaime del Burgo en secreto. Aunque Felipe no sospechó nada, la reina pasó los ocho días exclusivamente con su amante, sin siquiera saludar a su propia hermana. Este entramado de engaños y encuentros clandestinos arroja luz sobre la complejidad y la ocultación que rodearon la vida amorosa de los protagonistas.