No se habla de otra cosa. La presunta infidelidad de la reina Letizia al rey Felipe VI con Jaime del Burgo copa portadas de revistas de papel cuché, así como ocupa muchos minutos en programas de radio y televisión.

Todo el pastel se descubrió a raíz del último libro de Jaime Peñafiel. El cronista especializado en la casa real, que no le tiene mucho cariño a la reina, se entrevistó con Jaime del Burgo, que le habría confesado todo. El libro se titula ‘Letizia y yo’, y en él se revelan todos los detalles de dicha infidelidad.

Jaime Peñafiel hace la crónica de la infidelidad de la reina Letizia

Según lo relatado, Letizia y Jaime tuvieron una relación desde 2002 hasta 2004. Concretamente, hasta dos días antes de la boda con Felipe. Años más tarde, en 2010, habrían retomado su relación. Incluso habrían planeado instalarse en Nueva York con Leonor y Sofía. Pero Letizia finalmente no dio el paso, pues de hacerlo habría perdido la custodia de sus hijas. Esta segunda aventura finalizó en 2011, poco antes de que Del Burgo se casara con Telma Ortiz, hermana de Letizia. De hecho, se dice que se casó con ella para estar cerca de Letizia. Aquel matrimonio duró hasta 2016.

Letizia Ortiz y Jaime del Burgo, amantes en NYC, 2011, TV3

Para corroborar su versión, Jaime publicó en su cuenta de X, antes Twitter, un selfie que le había enviado Letizia mientras estaban juntos, acompañada de un texto muy revelador de un mensaje de la reina. "Amor. Llevo tu pashmina. Es como sentirte a mi lado. Me cuida. Me protege. Cuento las horas para volver a vernos. Amarte. Salir de aquí. Tuya".

Mensaje de Jaime del Burgo en X

El hotel Rey Juan Carlos I era uno de los lugares de encuentro entre Letizia y Jaime del Burgo

Asimismo, algunos de los encuentros que habrían tenido Jaime y Letizia fueron en el hotel Rey Juan Carlos I de Barcelona, donde Jaime pagaba una suite de cinco estrellas para que la factura no fuera a nombre de Letizia y no levantara sospechas. No deja de ser curioso que Letizia escogiera un lugar que llevaba el nombre de su suegro, al que no nunca ha tenido demasiado cariño.