Jaime del Burgo ha complicado los planes navideños de Felipe y Letizia. Sin duda, sus declaraciones han hecho que se les atraganten los polvorones. Quien debe frotarse las manos es Juan Carlos, el principal enemigo de la reina. Cree que ha tomado su propia medicina, y la reina también piensa que podría estar detrás de este nuevo ataque a la monarquía y a ella personalmente. Con sus declaraciones, ciertas o no, el abogado ha dañado la imagen de una reina impoluta, pero también la del rey, que queda humillado y ridiculizado.
El ex de Telma Ortiz reveló hace unas semanas, tras conceder su testimonio a Jaime Peñafiel para su último libro dedicado a Letizia, que la reina había sido infiel al rey con él. Se le han ofrecido un centenar de entrevistas en todo el mundo, incluso se le ha llamado para comprarle esas supuestas pruebas gráficas que guarda en una caja fuerte. Casa Real también se habría puesto en contacto con él, tal vez para hacerle callar con una suculenta oferta, pero por ahora nada ha surtido efecto. Jaime del Burgo continúa hablando en sus redes sociales. Este miércoles 27 de diciembre recuperaba sus mensajes para dar veracidad a la historia aportando nuevos datos.
Letizia y Felipe estuvieron a un paso del divorcio, Jaime del Burgo redactó las cláusulas
Jaime del Burgo ha demostrado que Letizia estaba harta de la corona. Se enamoró de Felipe y su ambición le pudo más. Estaba a punto de convertirse en la mujer más importante y poderosa del país. Sin embargo, el precio que debía pagar era demasiado alto. Ese mundo no iba con ella. Así que se planteó la posibilidad de marcharse con sus hijas, pero era muy difícil. Se lo preguntó a su hombre de confianza en aquel entonces, que le ayudó con todos sus planes. Se trata de Jaime, ex de su hermana Telma Ortiz, con quien mantuvo una relación para estar más cerca de su verdadero amor sin levantar sospechas. Se veían en secreto en Barcelona, en Madrid o en Nueva York. Tenían claro que querían marcharse lejos y ser felices juntos.
El abogado es quien redactó algunas de las cláusulas de divorcio de Felipe y Letizia antes de que se descubriese la infidelidad y sufrieron la mayor crisis de su historia como matrimonio. En estas cláusulas, un dossier de más de 50 páginas, figura que la reina no podría ver a sus hijas cuando quisiese. Leonor y Sofía se quedarían en Zarzuela a cargo del rey. Ella tendría estipulado un horario en diferentes días y franjas horarias. Por otro lado, en términos económicos, recibiría un sueldo vitalicio mensual por parte de los Presupuestos Generales del Estado. Se hablaba en aquel entonces de 100 millones para marcharse. Además, recibiría dos propiedades, una de invierno y otra de verano, en ambas contaría con personal de servicio a cargo de palacio.